¿Qué son los Santos en el Cielo?
Los Santos son personas santas
Como sabemos, todos fuimos creados por un solo Dios para ser santos, tanto en la tierra como plenamente en la eternidad en el cielo. Perdimos la vida de gracia por el pecado, pero Jesucristo nos reconcilió con el Padre por medio de la Cruz. Por el bautismo recibimos los méritos de Cristo y somos liberados del pecado e injertados en Cristo para ser Hijos de Dios y participar de su santidad. San Pablo nos recuerda que usó la palabra «santos» para referirse a los fieles (2 Cor 13,12; Ef 1,1).
El significado de los Santos en la Iglesia Católica
Para nosotros los católicos, los santos son quienes han intentado llevar una vida conforme al Evangelio y aunque no necesariamente perfecta en cuanto al pecado y a la fragilidad, son los que han vivido de forma radical y ejemplar la fe en Jesús y el amor a los demás. Como bien lo dice el Apóstol San Pablo: "Sigan ustedes mi ejemplo como yo sigo el ejemplo de Cristo Jesús" (1 Tim 4, 17).
¿Qué es el Cielo?
Según la Biblia y el Magisterio de la Iglesia Católica, el Cielo es la participación en la naturaleza divina, gozar de Dios por toda la eternidad, la última meta del inagotable deseo de felicidad que cada hombre lleva en su corazón. Es la satisfacción de los más profundos anhelos del corazón humano y consiste en la más perfecta comunión de amor con la Trinidad, con la Virgen María y con los Santos (Catecismo de la Iglesia Católica 1023-1029, 1721-1722).
¿Cómo pueden ser santos muchos si solo Dios es santo?
Para responder esta pregunta, citamos a San Pedro: "Sean santos, porque yo soy santo" (1 Ped 1,16). Santo Tomás nos recuerda que el bien tiende a repartirse: Dios, que es el único Santo, nos regala generosamente su santidad a manos llenas. Cristo se entregó por su esposa la Iglesia para santificarla y hacer de ella una nación santa, pueblo adquirido por Dios (1P 2,9).
¿Qué son los Santos para la Iglesia Católica?
Los Santos son una gracia para la Iglesia y para cada uno de nosotros. Dios nos los da como compañeros, hermanos, ejemplos, intercesores, amigos, protectores y maestros. En ellos, se nos manifiesta Cristo: quien os escucha, me escucha a mí (Lc 10,16). San Atanasio nos recuerda que los Santos son una gracia para la Iglesia y para cada uno de nosotros.
¿Podemos ser santos nosotros también?
El Concilio Vaticano II, en la Constitución "Lumen gentium", nos invita a buscar insistentemente la santidad y la perfección dentro del propio estado (Lumen gentium n° 42). El mismo Catecismo de la Iglesia Católica nos habla en este sentido: "Todos los fieles son llamados a la plenitud de la vida cristiana" (Cat 2028). "Todos los cristianos, de cualquier estado o condición están llamados cada uno por su propio camino, a la perfección de la santidad" (Cat 825).