La Sagrada Escritura: Palabra de Dios
I. Cristo, Palabra Única de la Sagrada Escritura
En la condescendencia de su bondad, Dios se revela a los hombres a través de palabras humanas: "La palabra de Dios, expresada en lenguas humanas, se hace semejante al lenguaje humano, como la Palabra del eterno Padre asumiendo nuestra débil condición humana, se hizo semejante a los hombres" (DV 13).
A través de todas las palabras de la Sagrada Escritura, Dios dice solo una palabra, su Verbo único, en quien él se dice en plenitud (cf. Hb 1,1-3). Recordad que es una misma Palabra de Dios la que se extiende en todas las escrituras, que es un mismo Verbo que resuena en la boca de todos los escritores sagrados.
II. Inspiración y Verdad de la Sagrada Escritura
Dios es el autor de la Sagrada Escritura. "Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo". La santa Madre Iglesia, fiel a la base de los apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor.
III. El Espíritu Santo, Intérprete de la Escritura
En la Sagrada Escritura, Dios habla al hombre a la manera de los hombres. Por tanto, para interpretar bien la Escritura, es preciso estar atento a lo que los autores humanos quisieron verdaderamente afirmar y a lo que Dios quiso manifestarnos mediante sus palabras (cf. DV 12,1).
IV. El Canon de las Escrituras
La Tradición apostólica hizo discernir a la Iglesia qué escritos constituyen la lista de los Libros Santos. Esta lista integral es llamada "Canon" de las Escrituras. Comprende para el Antiguo Testamento 46 escritos (45 si se cuentan Jr y Lm como uno solo), y 27 para el Nuevo.
V. La Sagrada Escritura en la Vida de la Iglesia
Es tan grande el poder y la fuerza de la palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual. Los fieles han de tener fácil acceso a la Sagrada Escritura.
La Iglesia y su Autoridad en la Sagrada Escritura
Cristo fundó la Iglesia y le dio la autoridad para hablar y actuar en su nombre. Ya antes había aclarado a quienes le reciben a Él a los discípulos, quienes ahora encabezados por Pedro se les dan la autoridad antes mencionada.
La misión de la Iglesia es llevar y anunciar el evangelio, no escribir la Biblia. Sin embargo, la Iglesia vivió de la tradición, tal como se nota en las siguientes citas: "Os alabo porque en todas las cosas os acordáis de mí y conserváis las tradiciones tal como os las he transmitido…".
El Nuevo Testamento fue escrito por Apóstoles y Discípulos, pero un libro estaba en un lugar y otro, en otro. Fue el pastor original que Cristo dejó como Vicario en la tierra, el Papa San Dámaso I, en unión con los Obispos de la Iglesia Católica, en el año 382 en el Sínodo Romano, quien recopiló y formó la Biblia. Por eso, todos: católicos, desde un principio hemos reconocido en la Biblia la Palabra de Dios.
Conclusión
Porque creo en la Iglesia es que creo en la Biblia: Biblia recopilada por la Iglesia Católica, fundada por Jesucristo.