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Novena del Santo Ángel de la Guarda compuesta por un Padre de la Congregación del Oratorio de Lima

Lima: 1853 Imprenta de Justo Montoya Calle de Plateros # 190 Esta es una reimpresión, pues fue impresa originalmente en el siglo XVIII, como lo prueba la indulgencia concedida por el Arzobispo González de la Reguera. (José Gálvez K.) Modo de hacer la novena Hecha la señal de la Cruz, y Acto de Contrición, se da principio todos los días con la siguiente: Oración Clementísimo Dios y Señor Nuestro, que a los imponderables beneficios que te debemos, has querido añadir para mayor ostentación de la misericordia, y paternal amor con que nos miras la singular merced de dar a cada uno de los hombres uno de tus amados Ángeles, príncipes y grandes de tu corte celestial, para que sea su Custodio, su protector y guía, mientras dura este destierro: yo la más vil e indigna criatura, rendido al fin al peso, y grandeza de tanta bondad y beneficencia tuya, confieso, lloro y detesto mis gravísimos delitos y criminal ingratitud, con un Señor y Dios mío, que se ha dignado honrarme y favorecerme tanto, sin embargo de mi demérito, y te doy infinitas gracias y bendiciones, y alabanzas con todos los que te las dan y por todos los que voluntariamente no lo hacen, por este singular beneficio de habernos asignado a cada uno para nuestra Custodia, uno de tus Santos Ángeles. En especial te repito muy rendidas por el que me has dedicado: agradeciéndote humildemente cuantas misericordias te debido, y debo por su medio y compañía, y te suplico por su Santísimo Hijo, me perdones lo que como ingrato, no le obedecido y respetado, y que en adelante me hagas obediente y fiel a sus consejos e inspiraciones, y muy diligente en imitar sus virtudes: para que se logren así tu misericordia y beneficios, como su cuidado y solicitud. Yendo después de esta vida a alabarte y gozarte con él eternamente. Amén Aquí se reza la oración de cada día según corresponde, primero, segundo, etc., después de la cual, hecha la pausa correspondiente, para pedir lo que se desea, se continúa rezando la siguiente hasta la última oración, la que se observará en todos los días del Novenario.     Primer día Su amor a Dios Segundo día Su amor a los hombres Tercer día Su zelo por la salvación de las almas Cuarto día Su humildad Quinto día Su obediencia Sexto día Su religión Séptimo día Su fidelidad Octavo día Su desinterés Noveno día Su paciencia     Canción devota para implorar cada día el auxilio de nuestro Santo Ángel Ángel de mi guarda dulce compañía, no me desampares de noche, ni de día. Compañero fiel que al hombre encaminas, por este destierro a la gloria misma No me desampares de noche ni de día De Dios tan amante que aun cuando me guías, su divino rostro no pierdes de vista No me desampares de noche ni de día Azarías piadoso que hijo te nominas de tu criador el grande Ananías No me desampares de noche ni de día. Poderoso sabio, humilde que admiras: eres príncipe y grande de la Corte Empírea No me desampares de noche ni de día La humildad y amor con que a Dios ministras, bases son que afianzan tu soberanía No me desampares de noche ni de día Mi mayor hermano mi defensa y guía, amante obsequioso de paciencia invicta No me desampares de noche ni de día Para que en pecado ni muere ni viva sino que a Jesús ame, adore y sirva. No me desampares de noche ni de día Para que mi trance y última partida, me sucedan en gracia y no sea improvisa No me desampares de noche ni de día Para que se logren  como premeditas, todos los consejos que tanto me inspiras No me desampares de noche ni de día Por el grande amor zelo y valentía con que defendiste la gloria divina No me desampares de noche ni de día Por tu obediencia constante y rendida, que hace de tus dotes la mejor divisa No me desampares de noche ni de día Por el fuerte anhelo con que ansías de la alta Sión llenar las ruinas No me desampares de noche ni de día Por las tres personas un Dios y una misma Majestad que adoras esencia que admiras No me desampares de noche no de día Ángel de mi Guarda dulce compañía no me desampares de noche ni de día Aquí se rezan nueve Gloria Patri, a nombre de los nueve coros de ángeles y se concluye con las siguientes Oraciones Dios te salve Ángel de Dios, espíritu purísimo y bienaventurado en quien resplandece, además de otra singulares dotes con que te ha enriquecido y adornado la magnificencia del Todo Poderoso, la santidad, el poder, la sabiduría, el amor, la hermosura y la humildad. Dios te salve príncipe novilísimo, Custodio mío, maestro mío, consejero mío, mi hermano, mi amado y mi Señor. ¡Cuando llegar el feliz momento en que vea yo la invisible mano de quien he recibido tantos favores! Me reconozco tan obligado a ti, que no satisfaré la menor parte de tus beneficios, aunque me entregue por esclavo tuyo, y no obstante he sido tan desgraciado, que ni he hecho juicio, ni menos me he acordado de tus beneficios, Perdóname Santo Ángel mío amantísimo la pasada ingratitud, y mirando tu piedad y la infinita misericordia de quien te ha señalado para mi guarda, maestro y guía: sé mi desempeño con la Divina Majestad, dándole gracias por este beneficio, y así mismo a todos mis benefactores de la corte celestial. Defiéndeme de mis enemigos, gobierna mis pasos, aconséjame en mis dudas, alúmbrame, enséñame en mis ignorancias, para que siendo tú mi guía, camine seguro a la bienaventuranza. Asó te lo suplico, y espero por el amor que tienes al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén. Antífona Oh Santos Ángeles de nuestra Guarda, defiéndannos en el último combate, para que no perezcamos en el tremendo juicio de Dios. V. Te alabaré Dios mío, en presencia de los ángeles. R. Te adoraré en tu santo templo, y confesaré tu santo nombre. Oración Oh Dios, que con inefable providencia te dignas enviar tus Santos Ángeles para que nos guarden: concede a nuestros humildes ruegos, que después de defendidos por su continua protección en la tierra en la tierra, seamos por toda la eternidad compañeros suyos en la Gloria. Por nuestro Señor Jesucristo; que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.     Primer día Su amor a Dios Oh celestial y bienaventurado espíritu, Ángel Santísimo de mi Guarda; que como tan allegado a Dios, tan cerciorado de sus infinitas perfecciones y amabilidades, y tan favorecido, le amas, sirves y bendices incesantemente con aprecio y afecto inexplicable y perpetuo. Gózome de tu gozo, y por él, de tu parte y de la mía, hago infinitas alabanzas a la Beatísima Trinidad: suplicándote que con el perdón de mis pecados me alcances de la divina Majestad, que a tu ejemplo le ame yo desde ahora por toda la eternidad, sobre todas las cosas, con todas las fuerzas de mi alma, y lo demás que solicito, si conviene, por el amor que tienes al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén. Aquí se rezará tres padres nuestros solos, un gloria patri a la Santísima Trinidad a nombre del Santo Ángel y después en silencio se pide lo que se desea, y esto mismo se observará cada día de esta novena. Segundo día Su amor a los hombres Amantísimo hermano nuestro, que abrasado perpetuamente en amor de Dios, imitas con todo esfuerzo la divina caridad con que el Señor nos mira, teniéndote por muy dichoso cuando te encarga el cuidado y defensa de alguno de los hombres, en quien siempre ves resplandecer su divina imagen. Gózome de tu gozo, y por esta ardiente caridad de que Dios te ha dotado para con los hombres, y de que yo, tu indigno ahijado, soy el mayor testigo, hago de tu parte y de la mía infinitas gracias a la Beatísima Trinidad, suplicándote, me alcances de la soberana Majestad que, a tu ejemplo, ame yo siempre como a mí mismo, a todos mis prójimos con lo demás que solicito, si conviene: por el amor que tienes al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén. Tercer día Su zelo por la salvación de las almas Gloriosísimo príncipe de la celestial Jerusalén, que inflamado en el amor intensivo que tienes a Dios empleas continuamente tu sabiduría y guía de tu encomendado, sin perdonar diligencia ni empeño alguno para agregarle un nuevo cortesano que le alabe, y satisfacer así la grandeza de tu ardentísimo zelo. Gózome de tu gozo, en tu nombre y en el mío hago infinitas gracias a la Beatísima Trinidad, suplicándote que con el perdón de mis pecados, me alcances de la Divina Majestad que, a imitación tuya, sea yo zeloso de mi salvación, y la de mis prójimos, como lo demás que solicito, si conviene, por el amor que tienes al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén. Cuarto día Su humildad Oh bellísimo espíritu que en medio de las singulares excelencias y relevantes dotes de que te ha colmado y enriquecido el Todopoderoso, vives tan penetrado de tu conocimiento, y en tan profunda humildad que no sólo atribuyes a Dios Nuestro Señor toda la grandeza y gloria de tu ser y excelencias, sino que procuras, y te gozas, de que todos lo conozcan, para que contigo lo alaben por ello. Gózome de tu gozo, en tu nombre y en el mío hago infinitas gracias a la Beatísima Trinidad, suplicándote que con el perdón de mis pecados me alcances de su divina Majestad que, a ejemplo tuyo, viva yo siempre en humildad de corazón, que me conozca y a él lo atribuya, y de la gloria de todo, y también lo demás que te pido, si conviene, por el amor que tienes al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén Quinto día Su obediencia Dulcísimo compañero inseparable mío, que dotado de la más ciega y pronta obediencia , haces tus diligencias en ejercitarlas continuamente con tal excelencia y primor, que mereciste de mi Redentor y Dios nuestro nos dejase a tu alteza por modelo de esta virtud, diciéndonos que pidiésemos a su Eterno Padre, que se haga su voluntad así en la tierra como en el cielo. Gózome de tu gozo, y de tu parte y de la mía, hago infinitas gracias a la Beatísima Trinidad, suplicándote que con el perdón de mis pecados, me alcances de la Majestad Divina que, a tu ejemplo, le obedezca yo en todo cuanto me ordenase, con prontitud y placer hasta la muerte, y así mismo lo demás que te suplico, si conviene, por el amor que tienes al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén. Sexto día Su religión Oh valeroso campeón de la ilustre milicia del Dios de la rebelión de Licifer y sus ángeles apóstatas, y Zelo, confesaste intrépido y esforzado la magnificencia y gloria del Señor, rindi&eac