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Beata Tarsicia Mackiv, virgen y mártir

18 de julio

Olga Mackiv nació en la población ucraniana de Hodorib (Lvov) el 23 de marzo de 1919. Educada cristianamente en su familia, al llegar a la juventud se sintió llamada a la vida religiosa e ingresó en la Congregación de Esclavas de María Inmaculada, en la que emitió la profesión religiosa el 5 de noviembre de 1940, tomando el nombre de hermana Tarcisia.

Destinada a la casa de su congregación en Krystonopol, Polonia, el 17 de julio de 1944 con sus hermanas del convento corrió a refugiarse en los sótanos a causa del intenso bombardeo de las fuerzas soviéticas. Al día siguiente un soldado soviético llamó a la puerta. Acudió a abrir la hermana Tarcisia creyendo que sería el capellán a quien esperaban. En cuanto abrió y el soldado la vio, la disparó a bocajarro y le provocó la muerte. Al día siguiente el militar volvió al convento y confesó sin rubor que había disparado contra la hermana Tarcisia por ser una monja católica. Fue beatificada el 26 de junio de 2001 por Juan Pablo II.

El decreto de beatificación (AAS 2001, pág 868) apenas aporta datos, ya que se trata de una declaración sumaria de un conjunto de mártires. El relato presentado arriba es el que trae Año Cristiano, BAC (ed 2003, t. VII, pág. 514-515), que, como puede verse, no se compadece con el contenido del elogio del Martirologio Romano: si la beata fue muerta a bocajarro, apenas abrió la puerta, ¿en qué momento defendió, además, la virginidad? ¿puede considerarse martirio una muerte en la que -aunque objetivamente se realizó «in odium fidei» no hubo tiempo de que ella la aceptara para sí, como exige la declaración martirial? A la primera pregunta no he encontrado respuesta, en cambio respecto de la segunda, Fabio Arduino (en Santi e beati) afirma que la hermana había hecho voto privado en presencia de su director espiritual, Padre Volodomyr Kovalyk, ofreciéndose a sacrificar su vida por la conversiónd e Rusia y el bien de la Iglesia católica, por lo que estaría perfectamente cubierta la aceptación subjetiva del martirio, como disposición interior de la beata.