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Beato Constantino Fernández Álvarez, presbítero y mártir

29 de agosto

Nació en La Vecilla de Curueño, provincia de León, el 7 de febrero de 1907. Tenía sólo diez años cuando pidió ingresar en la «Escuela Apostólica» de Solsona, de la Orden de Predicadores. Influyeron en ello sin duda el ejemplo de un tío suyo y el de un hermano que le había precedido en el ingreso a la Orden. Hecho el noviciado y la profesión religiosa, fue enviado al convento de Valencia para estudiar en el «Estudio general ie ia Provincia», donde se demostró su clara inteligencia y su amor al estudio. El 10 de noviembre de 1929 fue ordenado presbítero. Enseguida es enviado al Pontificio Ateneo Angelicum, de Roma, donde obtiene el doctorado en teología. La Orden lo destina como profesor en el propio Ateneo y así está un tiempo hasta que de nuevo es enviado a Valencia, al convento de su Orden. Aquí estuvo destinado al ministerio sacerdotal, a la enseñanza de la teología moral y al apostolado de la pluma.

Llegado el verano de 1936 marchó a su pueblo para unas vacaciones pero cuando vio que las cosas se ponían difíciles insistió en volver a su convento de Valencia, que hubo de dejar el día 19 de julio, una vez estallada la revolución, para refugiarse en casa de una familia amiga. Aquí vivió ejerciendo clandestinamente el apostolado hasta que a mediados de agosto fue detenido en el zaguán de una casa a donde iba a decir misa. Fue llevado a la Cárcel Modelo. Un sacerdote que estaba allí detenido y encargado de la biblioteca, le proporcionaba libros y en la tarde del día 29 de agosto le pudo llevar una hostia consagrada, que él comulgó con intensa devoción. Solamente habían pasado unas horas cuando vinieron por él y se lo llevaron para fusilarlo a las once de la noche. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.