Comunidad Cenàculo

Comunidad Cenàculo

La Comunidad Cenacolo nació el 16 de julio de 1983, fiesta de Nuestra Señora del Carmen. Rita Petrozzi (Madre Elvira), tras años de espera, durante los cuales sintió un fuerte impulso interior de dedicarse a los jóvenes que veía perdidos en las falsas ilusiones del mundo, recibió las llaves de una casa abandonada en las colinas de Saluzzo (Cuneo - Italia) donde comenzó a acoger a jóvenes tristes y perdidos, que buscaban un camino de salvación y un sentido a la vida. Así comenzó una “aventura” desprovista de seguridad material, pero sostenida por la certeza de la fidelidad de Dios y la profunda intuición de que lo que aquellos jóvenes buscaban no era solo algo, sino Alguien: el rostro del Padre.

Con el paso de los años, el número de personas necesitadas de ayuda, que acudían a la naciente Comunidad, aumentó y se hizo necesario abrir otras casas, primero en Italia y luego en varios países del mundo.

Así se abrió un horizonte misionero inesperado e imprevisto.

La primera aprobación canónica diocesana se remonta a Pentecostés de 1998.

El 16 de julio de 2009, el Consejo Pontificio para los Laicos decretó el reconocimiento de la Comunidad Cenacolo como asociación internacional de fieles.

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Identidad
La Comunidad Cenacolo quiere ser un signo vivo del amor misericordioso de Dios para los jóvenes, las familias y las personas heridas por la vida, a veces alejadas de la fe, proponiéndoles la vida cristiana como respuesta auténtica a las angustias del alma humana. La Comunidad no es solo un lugar de recuperación y asistencia social, sino también una familia que educa al hombre en la libertad y la esperanza a través de una propuesta clara de la experiencia cristiana, con la certeza de que el redescubrimiento de la fe en Dios devuelve la dignidad y la belleza a la criatura humana.
Estructura
La Comunidad Cenacolo está compuesta por miembros comprometidos, miembros ordinarios y miembros pertenecientes a la asociación pública de fieles “Hermanas Misioneras de la Resurrección”, que tienen los derechos de los miembros comprometidos. Los miembros comprometidos practican la vida en común, participando a tiempo completo en las actividades de la Comunidad y son el núcleo de la misma. Los miembros ordinarios participan en la vida de la Asociación, obteniendo de ella alimento y apoyo para vivir su testimonio cristiano en su vida familiar, profesional y social ordinaria. Los órganos de gobierno de la Asociación son la Asamblea General y la Junta Directiva, formada por el Presidente, el Vicepresidente y los Consejeros elegidos. Numerosos voluntarios, amigos y colaboradores participan también en la vida y las actividades de la Comunidad, aunque no sean miembros.