Ninguno de nosotros vive para sí
y ninguno muere para sí.
Si vivimos, vivimos para el Señor.
Si morimos, morimos para Él.
¡Aleluya! Todo es posible para nosotros.
Resucitó Cristo, Nuestro Señor.
Él vive hoy, es nuestro amor y nuestra esperanza.
Renace la Vida y el Corazón.
Nos apremia el amor del redentor
porque por nosotros Él murió,
para que todos los que vivan
vivan para Él en la Pascua de su amor.