Profanan hasta el último descanso del buen amigo.
Ni muerto ya la burla del castigo lo deja en paz.
Corremos esperando no sea cierto
y nos recibe en brazos la verdad:
"No busquen a quien vive entre los muertos, muerto no está".
Sólo el amor nace dos veces.
Sólo el amor logra vencer
en una cruz todas nuestras pequeñeces.
Morimos y nacemos en Él, nuevos otra vez.
La piedra del dolor algunas veces tarda en correrse.
Y en otras, nuestras lágrimas no dejan que podamos ver.
Buscamos entre vendas por el suelo,
el sepulcro ya vacío de aquel ser
que cuesta comprender pero se ha ido para volver.
Sólo el amor nace dos veces
y todo empieza de nuevo en Él,
amigo fiel que no olvida la promesa,
de regresar y hacernos resucitar también.
Morimos y nacemos en Él, nuevos otra vez.