Por un camino de estrellas en el cielo dibujado, al paso de sus camellos se acercan los Reyes Magos. Los changos ya se han dormido de tanto esperar cansados. Un ángel los acompaña con un cuaderno en la mano. El ángel abre las puertas, los Reyes entran despacio con sus botitas de lana por temor a despertarlos. Nunca se cansan los Reyes desde el ranchito al palacio, siguen llevando juguetes sólo una noche en el año. Ansiosa noche que todos alguna vez esperamos. Yo le canto a la ilusión, le canto a los Reyes Magos, para que todos los changos puedan poner los zapatos. Que también tengan aquellos que andan descalzos. Melchor deja los paquetes al lado de los zapatos, una pelota de fútbol, una caja con soldados, un camión, una muñeca vestida de colorado. El ángel mira el cuaderno y los nombres va tachando, Gaspar lee las cartitas y sonríe emocionado. Baltazar está sediento y bebe agua de un vaso. Junto al sol que va naciendo hay un camino dorado, al paso de los camellos por él regresan los Magos. El ángel quiere quedarse, con los changos a cuidarlos.