Cuando escuchen la voz del Señor,
no endurezcan el corazón.
Cuando escuchen la voz del Señor,
no endurezcan el corazón.
¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor,
aclamemos a la Roca que nos salva!
¡Lleguemos hasta él dándole gracias,
aclamemos con música al Señor!
Postrémonos por tierra bendiciendo al Señor
nos inclinamos ante nuestro creador!
Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo
el rebaño conducido por su mano.
Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:
«No endurezcan el corazón
como en Meribá, como en Masá, en el desierto,
cuando dudaron aunque vieron mis obras.»