Recibe la ofrenda del pueblo santo
para presentarla a Dios;
y conforma tu vida con el misterio
de la cruz del Señor.
Subiré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
cantaré y tocaré para el Señor,
para mi Salvador.
¿Con qué pagaré al Señor
todo el bien que me hizo?
Alzaré el cáliz de salvación
e invocaré al Señor.
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mi boca.
Dios es la gloria de mi vida,
cantaré y celebraré al Señor.