Estate
Estate Señor conmigo
siempre y sin jamás partirte;
y cuando decidas irte
llévame Señor contigo.
Porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin Ti me quedo,
de si Tú sin mí te vas.
Llévame en tu compañía
donde Tú vayas, Jesús,
porque bien sé que eres Tú
la vida del alma del alma mía.
Si tu vida no me das
yo sé que vivir no puedo
ni si yo sin ti me quedo
ni si Tú sin mí te vas.
Por eso, y más que a la muerte,
temo, Señor, tu partida,
y quiero perder mi vida
mil veces más que perderte.
Pues la inmortal que Tú das,
yo sé que alcanzar no puedo
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas, Señor.