Estate

Estate Señor conmigo siempre y sin jamás partirte; y cuando decidas irte llévame Señor contigo. Porque el pensar que te irás me causa un terrible miedo de si yo sin Ti me quedo, de si Tú sin mí te vas. Llévame en tu compañía donde Tú vayas, Jesús, porque bien sé que eres Tú la vida del alma del alma mía. Si tu vida no me das yo sé que vivir no puedo ni si yo sin ti me quedo ni si Tú sin mí te vas. Por eso, y más que a la muerte, temo, Señor, tu partida, y quiero perder mi vida mil veces más que perderte. Pues la inmortal que Tú das, yo sé que alcanzar no puedo cuando yo sin ti me quedo, cuando tú sin mí te vas, Señor.