Oh Glorioso Patrón San Isidro,
hoy nos tienes postrados aquí,
implorando tu ayuda y tu auxilio,
para un pueblo que tiene fe en ti.
Este pueblo que fuera tu pueblo,
al que fiel tú supiste servir,
y que guarda constante el recuerdo,
de quien vela y protege a Madrid.
SOLISTA
En tus manos el rústico apero,
es emblema de paz y virtud,
pues con él, como humilde labriego,
de la Gloria acreedor fuiste tú.
Trabajando afanoso y callado,
en la vida imitaste a Jesús,
y trazando los surcos de arado,
con paciencia abrazaste su Cruz.