Recibe Oh Dios Eterno
Recibe, oh Dios eterno,
la Hostia inmaculada,
que luego a Ti inmolada
va a ser en este altar.
Con ella te pedimos
que aceptes nuestros dones:
/son fieles corazones,
que a Ti sólo han de amar./
Oh Dios, que reformaste
la humanidad caída,
confunde nuestra vida
con tu divinidad;
lo mismo que se mezcla
en esta ofrenda pura,
/el agua que es figura
de nuestra humanidad./
El vino de la uva
y el trigo en blanco grano,
son frutos de las manos,
son hijos del dolor:
esfuerzos y trabajos,
que en Cristo se agigantan,
/y por su medio alcanzan
valor de Redención./
Los juegos y el estudio
de todo nuestro día;
sonrisas y alegrías
traemos a tu altar.
Hoy nuestra vida entera
gozosos te ofrecemos,
/sinceros prometemos
ser buenos de verdad./