Si bebimos su
cáliz y comimos su pan,
tú no eres un
extraño para mí,
yo no soy un
extraño para ti.
Hasta hoy tú no estabas en mi vida,
no sabia ni tu nombre,
hasta hoy nuestros mundos se ignoraban
porque en ellos nada había en común,
pero hoy que tu mano con la mía
se encontraron al desearnos paz,
ves, todo cambió desde hoy.
Junto a ti he escuchado y meditado
la palabra del Señor.
los dos nos hablaba como Padre
que confía a sus hijos lo mejor.
Nos reunió desde siempre,
porque siempre quiso la unidad.
Ves, todo cambió desde hoy.
Puede ser que te encuentre en la calle,
en el campo o en cualquier lugar.
¿ómo
quieres que pase sin mirarte o sonreír?
Tú también lo harás.
Quien nos vea dirá: “Son dos amigos”.
Y será verdad.
Ves, todo cambió desde hoy.