Es el Señor,
el que quiere que le abra mi puerta,
es el que quiere entrar en mí.
Es el Señor,
el que me pide permiso
para poder hacerme feliz.
¿ómo negarme,
si mi corazón sólo arde
con tu voz?
Y nunca dejes
que el pecado en mi vida me aleje
de tu amor.
Sólo te digo que sí.
veces cuando tengo
mi mirada en Ti,
y alguna cosa me distrae.
Entonces tengo miedo
y me empiezo a hundir,
pero está tu mano para salvarme.