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Beata Antonia Mesina, virgen y mártir

17 de mayo

Antonia, segunda de los diez hijos de Agostino Mesina y Grazia Rubanu, nació el 21 de junio de 1919 en Orgosolo, pequeña localidad de la provincia y diócesis de Nuoro, situada en los montes Barbagia, al norte de los montes Gennargentu. Bautizada el 30 de junio en la antigua parroquia de San Pedro, recibió la confirmación en noviembre de 1920, con sólo diecisiete meses. A los siete años hizo la Primera Comunión.

Su padre, guardabosques municipal, mantiene modestamente la familia. Dada la época, ese empleo era una verdadera fortuna, ya que los principales recursos de los habitantes de Orgosolo procedían principalmente de la ganadería ovina y sólo en parte de la agricultura.

De carácter vivaz, era también muy obediente y se prestaba de buen grado a las tareas domésticas. Generosa en la dedicación a su familia, mostraba respeto y caridad hacia todos. Precisamente a causa de sus compromisos domésticos, a partir de 1931 ya no pudo asistir con regularidad a las reuniones de la Juventud Femenina de Acción Católica, de la que formaba parte desde 1929 como Benjamina (es decir, en el grupo de edad de seis a doce años). Pero la asistencia a la asociación parroquial dejó huella: si al principio no era muy devota, más tarde empezó a distinguirse por su recogimiento durante los oficios religiosos.

En 1935, su madre dará a luz a gemelos. Para estar preparada para acudir en su ayuda, Antonia empezó a dormir en el suelo. Mientras realizaba todos los demás servicios, no descuidaba la oración, especialmente el rezo del rosario y la asistencia a los primeros viernes de mes.

En 1934 se reincorporó al círculo parroquial de Acción Católica, a tiempo para participar en la "cruzada de la pureza" lanzada en toda Italia por la fundadora y primera presidenta de la Juventud Femenina, beata Armida Barelli.

En aquella serie de encuentros y conferencias conoció la historia de María Goretti, asesinada por oponerse a la violencia contra sí misma (canonizada en 1950): Antonia leyó una biografía suya y dicen que dijo que ella se habría comportado igual en una circunstancia parecida.

Su carácter se volvió más reservado y asertivo, y evitaba todo lo que pudiera empañar su buen nombre y modestia.

Se resistió a vestir el traje tradicional de su madre y el vestido de novia, que llevaban las mujeres de su pueblo en las grandes fiestas, como el Corpus Christi y Nuestra Señora de la Asunción el 15 de agosto. Gracias a la insistencia de su padre, se conservan unas pocas fotos de ella en traje, tomadas en 1934.

El 17 de mayo de 1935, tras comulgar en la iglesia parroquial de San Pedro, Antonia salió al campo para recoger leña, necesaria para cocer el pan de la casa. Como no quería salir sola, insistió en que la acompañara su amiga de la familia Annedda Castangia, que entonces tenía 13 años.

Las dos niñas llegaron a la aldea de Ovadduthai y, separadas unos metros, empezaron a recoger leña. Al cabo de unas horas, Annedda oyó el grito de socorro de Antonia: se dio la vuelta y vio que su amiga estaba siendo atacada por un joven aldeano, más tarde identificado como Giovanni Ignazio Catgiu, a quien había conocido por el camino.

Annedda, angustiada, corrió hacia el pueblo e inmediatamente fue acompañada por los carabinieri para informar del incidente. La búsqueda comenzó de inmediato: el cuerpo de Antonia fue encontrado a última hora de la mañana, desfigurado y cubierto de sangre. La autopsia encontró setenta y cuatro heridas, pero ningún rastro de violación. Al día siguiente, toda la población de Orgosolo asistió al solemne funeral. A Antonia le faltaba un mes para cumplir dieciséis años.

Durante el proceso penal, instruido en el Tribunal de Sassari convocado en Nuoro, Annedda Castangia fue llamada a declarar como única testigo presencial. Ignazio Catgiu, tras una primera confesión, se proclamó siempre inocente.

Los documentos judiciales muestran que el acusado había arrastrado a Antonia, aún con vida, hasta unos arbustos, pero ella se había resistido resueltamente al intento de violencia y al principio casi consiguió escapar.

Ignazio Catgiu no tardó en alcanzarla y acabó apedreándola para silenciarla. Fue condenado a muerte el 27 de abril de 1937. La sentencia se ejecutó por fusilamiento el 4 de agosto del mismo año. Antes de su muerte, el condenado confesó y comulgó.

El 5 de octubre de 1935, Armida Barelli entregó al Papa Pío XI la "primera flor cortada de la Juventud Femenina de la A.C.I., el primer lirio cortado por el martirio, Antonia Mesina, de 16 años, de Orgosolo, educada en la escuela de María Goretti".

Mucho más tarde, el 22 de septiembre de 1978, el Papa Juan Pablo I firmó el "nihil obstat" para la apertura de la causa de beatificación y canonización de Antonia, con el fin de verificar su martirio real en defensa de la castidad como signo de fe.

El proceso de reconocimiento se abrió el 17 de abril de 1979 en la diócesis de Nuoro y concluyó el 11 de marzo de 1985. También allí fueron decisivos los testimonios de Annedda, de la familia de Antonia, de amigos y conocidos. El 7 de marzo de 1986 se dictó el decreto de convalidación legal de las actas del proceso. Ese mismo año se dictó la "Positio super martyrio".

El 13 de enero de 1987, los consultores teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos se pronunciaron a favor del reconocimiento del martirio. Su dictamen positivo fue confirmado por los cardenales y obispos de la misma Congregación el 17 de marzo de 1987.

El 8 de mayo de 1987, el Papa San Juan Pablo II autorizó la promulgación del decreto por el que Antonia Mesina fue reconocida mártir. El mismo pontífice presidió el rito de su beatificación en Roma el 4 de octubre de 1987.

Los restos mortales de la beata Antonia, enterrados inicialmente en el cementerio de Orgosolo, fueron trasladados en 1983 y colocados en un sarcófago de granito en la iglesia parroquial de San Salvatore. Desde 1994, Antonia descansa vestida con su traje de novia de Orgosolo, en la cripta bajo la misma iglesia, junto a la casa natal. Su memoria litúrgica se celebra el 17 de mayo, aniversario de su martirio.

Artículo de Emilia Flocchini y Salvatore Murgia, que recogemos de Sancti e Beati. Puede encontrarse más material en el libro de Salvatore Murgia "Antonia Mesina di Orgosolo (1919-1935)" Edizioni Kérylos, 2019.