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Beato Antonio Silvestre Moya, presbítero y mártir

8 de agosto

Este sacerdote valenciano nació en La Ollería el 26 de octubre de 1892, hijo de un cabo de la Guardia Civil. De niño entró en el seminario conciliar de Valencia, donde hizo todos los estudios hasta su ordenación sacerdotal en 1915. Fue primero coadjutor de Calp y de Quatretonda, pasando luego como cura a Otos y luego a La Font de la Figuera (1930). Cuatro años más tarde fue cura ecónomo de Santa Tecla, de Játiva, donde estaba cuando tuvo lugar su martirio. En todos estos sitios manifestó un espíritu de gran religiosidad y celo apostólico, procurando incrementar por todos los medios la vida cristiana de los fieles, cuidando de manera muy particular el catecismo de los niños.

Iniciada la guerra española en julio de 1936, su templo fue incendiado en los primeros días de agosto, y el párroco hubo de pasar a la clandestinidad, pero no por eso dejó de visitar y administrar los sacramentos a los enfermos, celebrando la misa en su casa. El 7 de agosto bajó el sagrario a una dependencia de la planta baja e hizo ante él la consagración al Corazón de Jesús ofreciendo su vida. Al anochecer, llegaron unos milicianos y, pese a la resistencia de la familia, se llevaron al sacerdote. Llevado aquella madrugada al puerto de Cárcer, allí le dispararon varios tiros. Arrastrándose, llegó a Llosa de Ranes, donde lo curaron, pero a la mañana siguiente volvieron los milicianos. Al meterlo en el coche, él hizo la señal de la cruz y dijo que perdonaba a todos. Luego lo llevaron a El Saler y allí lo mataron. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia de los años 1936-1939.