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San Fídolo, abad y presbítero

Phal, Fiel, Fidèle d'Isle-Aumont

A comienzos del siglo VI, el centro de lo que hoy es Francia era un hervidero: gobernaba desde Poitiers Alarico II, rey visigodo, pero por poco tiempo, ya que en la batalla de Vouillé del 507, pierde la vida a manos de Clodoveo I, rey de los francos, que pasan a afirmarse sobre el territorio, y a conquistar las posesiones que se convertirán el el reino franco merovingio, antecesor y base del imperio carolingio.

Fidolo (según la grafía latina, en francés: Phal o Fiel) era miembro de la nobleza local de Auvernia, posiblemente de la capital, Clermont, hijo de un senador, quizás del gobernador. Las tradiciones lo dan como presbítero ya desde época visigoda. Lo cierto es que es tomado prisionero en la conquista de la ciudad por Teodorico, el hijo de Clodoveo, y llevado hacia el norte, ya que la capital de los francos era París.

Era también la época de los ermitaños, que se retiraban de los grandes centros urbanos, y terminaban fundando monasterios, que resultaron luego avanzadillas de nuevos centros urbanos. Es la misma época de san Benito, aunque en Francia. Había en alguna de las bifurcaciones del Sena, cerca de Troyes (las tradiciones no son claras respecto al sitio concreto) un ermitaño, Aventino, a quien se identifica con san Aventino de Troyes, que por alguna circunstancia llegó al conocimiento de Fidolo. La «Vida de Fidolo» habla de que por una revelación sobrenatural Aventino supo que pasaría cerca de su eremitorio un grupo de esclavos, y se le mandaba redimir a un joven de nombre Fidolo. Como sea, no tenemos vestigios de los motivos humanos que llevaron a Fidolo a ser redimido de la esclavitud por Aventino, e incorporado al grupo de discípulos que se estaba formando en torno al ermitaño.

Ese grupo de religiosos se trasladó hacia las cercanías de Troyes, y fue el origen de una fundación monástica, una de las primeras de la Galia, el monasterio que luego se llamó «La Butte d'Isle-Aumont»; en las ruinas de su vasta necrópolis se encontraron en la década del 60 (en el siglo XX), unas 600 tumbas merovingias, testimonio de una época en que la gente buscaba ser enterrada en la cercanía de los santos, y aumentaba con ello la presencia e influencia de los monasterios.

A la muerte de Aventino, le sucede Fidolo como abad. La fama de santidad del antiguo noble-esclavo se extiende por la comarca, se cuentan historias de sus poderes taumatúrgicos: da la vista a dos ciegos, hace hablar a un niño mudo, cura a un hombre atacado de rabia. Y así como ya es venerado en vida, continúa su fama de santidad una vez muerto, y sus poderes taumatúrgicos se multiplican; la tumba deviene lugar de peregrinación, e incluso da nombre a un pueblo (Saint-Fiel) muy lejos de la Troyes en la que vivió. Su muerte se calcula hacia el 540, y si la cronologia que surge de la narración es correcta, debía tener en ese momento unos 60 años. El monasterio toma entonces el nombre de Saint-Phal, y conserva ese nombre por siglos. En 1770, la herencia de tal monasterio es asumida como un priorato de la Orden de San Benito (por esto a veces se incluye a san Fidolo como benedictino, aunque incorrectamente, como puede verse, ya que no tiene ninguna relación con esta orden). Sus reliquias se salvaron de la destrucción de la Revolución Francesa, y se conservan dispersas en las diócesis vecinas. 

La "Vida de san Fidolo" se nos transmitió por cuatro manuscritos y un relato basado en ellos. No es un documento satisfactorio desde el punto de vista crítico, es posterior, impreciso en su datación, y no permite hacer un cuadro demasiado minucioso de la vida del santo, pero ha salvado para la posteridad lo fundamental: su nombre, época, y su fama persistente de santidad, manifestada en una veneración continua que, en el ámbito local, continúa hasta hoy.

La cronología y la geografía del santo no son satisfactorias, ni es posible saber con certeza si era presbítero desde antes de su redención, o llegó a serlo junto al abad Aventino.

Ver Acta Santorum, mayo III, pág. 588ss, (los Bolandistas hacen una edición de la Vita). Guerin, Petit Bollandistes, V, pág 566, útil como siempre como resumen general y para trazar la historia de las reliquias. Sobre la abadía como sitio arqueológico puede verse la página Isle-Aumont, de la Asociación Jean Scapula (el nombre del arqueólogo que descubrió los restos). Sobre la reliquia que se conserva (y se reproduce en la foto en este artículo) puede verse aquí su detalle de inventario del Patrimonio Nacional Francés