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San Guido de Acqui, obispo

Guisto, Guy, Vido, Wido

A la muerte del obispo Durón, el 15 de enero de 1033, la diócesis de Acqui permaneció vacante por catorce meses. A mitad de marzo del 34 el Capítulo eligió al fin obispo por unanimidad a Guido, perteneciente a la noble familia de los condes de Acquesana. La elección resultó «plaudente populo» (es decir, con aclamación popular). Pedroca, obispo de Acqui algunos siglos más tarde, del 1620 al 1631, refiere así sus orígenes: «Era hijo de nobilísimos y cristianísimos padres, poseedores de muchos bienes y títulos en Melazzo, donde nació, posiblemente en el 1004. Huérfano de padre y madre, después de una diligente y rigurosa educación en familia, marchó a Bolonia para realizar estudios superiores.»

A su retorno recibió la ordenación episcopal. Fue consagrado obispo por el metropolita Eriperto, en una época triste para la Iglesia, en la que cundían la ignorancia, la inmoralidad y la simonía. Como fundamento de su obra pastoral puso la reforma moral y espiritual del clero diocesano, comenzando por la reforma litúrgica. A fin de que sus sacerdotes no estuvieran tan asfixiados económicamente, con sus propios bienes auxilió las parroquias existentes y fundó otras nuevas. Fue generoso de donaciones incluso con los monjes, a fin de facilitar la asistencia espiritual también en el campo.

Fundó en Acqui un centro de espiritualidad y formación para la juventud femenina, y a sus propias expensas fundó también en 1037 el monasterio de Santa María de Campis, dotándolo de bienes para asegurar la economía de los monjes, a pesar de las graves dificultades que causaban los enemigos con sus devastaciones. Quiso además construir una catedral más grande y majestuosa, que consiguió con la ayuda del obispo Pedro de Tortona y Alberto de Génova. La dedicó a la Virgen Asunta, y la consagró el 13 de noviembre de 1067. Dejó, en fin, bienes propios a la ciudad; y la tradición lo retrata incluso procurando en persona grano para el pueblo en un momento de grave carestía. Hombre de gran cultura y generosidad, sobresalió en la reforma jurídica y espiritual de su diócesis.

La comunidad cristiana de Acqui se reconoce aun ahora como la «diócesis de san Guido», dejando en segundo plano la memoria del protoobispo san Maggiorino, personaje históricamente más incierto.

Sintetizado y traducido para ETF de un artículo de Fabio Arduino.