santos

San Habib, diácono y mártir

Abibo

En la antigua edición del Martirologio Romano se celebraban conjuntamente, el 15 de noviembre, a los mártires Gurio y Samonas, así como a Habib, los tres de Edesa. La razón era que la passio afirmaba que eran amigos y que fueron enterrados juntos, pero Habib murió muchos años después, y en otra fecha, precisamente el 2 de septiembre, por lo que en la edición actual se encuentran en celebraciones separadas. Se venera a estos santos como «vengadores de los contratos que no se cumplen».

Según la leyenda, Gurio y Samonas fueron encarcelados durante la persecución de Diocleciano, hacia el 305. Como se negasen a sacrificar a los dioses, se los colgó de una mano y se les ataron pesas en los pies. Después, estuvieron tres días en una horrible mazmorra, sin comer ni beber. Cuando los sacaron de ahí, Gurio estaba agonizante. Samonas fue torturado cruelmente otra vez, pero permaneció firme en la fe. Ambos murieron decapitados.

La persecución de Dioclesiano terminó en el 306, pero algunos años más tarde se alzó una nueva persecución en Oriente, esta vez por el emperador Licinio Valerio. Hacia el año 322, un diácono de Edesa llamado Habib se escondió durante la persecución, pero al fin se entregó para ganar la corona del martirio. El magistrado ante el que se presentó, hizo el intento de persuadirle a que abjurase de la fe y escapase con vida, pero Habib se negó a ello. Así pues, fue sentenciado a la hoguera. Su madre y otros parientes le acompañaron al sitio de la ejecución. Los verdugos le permitieron que les diese el beso de paz antes de arrojarle a las llamas. Los cristianos recogieron el cuerpo del mártir, que no se había consumido, y lo sepultaron junto a sus amigos, Gurio y Samonas.

Existen varias versiones griegas del martirio de San Gurio y sus compañeros; véase el catálogo de Biblioteca Hagiográfica Griega, nn. 731-736. Además, hay también algunos textos orientales en sirio (uno de cuyos fragmentos más antiguos fue descubierto por Efrén Rahmani) y una versión armenia. Parece indudable que el original estaba escrito en sirio. E. von Dobschütz estudió muy a fondo la cuestión en Texte und Untersuchungen, vol. XXXVII, pte. 2; véase el comentario de esa obra en Analecta Bollandiana, vol. XXXI (1912), pp. 332-334. El hecho del martirio está fuera de duda, pues el Breviario Sirio dice: «En la ciudad de Edesa, los confesores Shamona y Gurio». Jacobo de Sarug predicó una homilía en honor de estos mártires.
Artículo del Butler-Guinea con algunas modificaciones. Se conserva el mismo para las dos fechas.