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San Mamerto de Vienne, obispo

11 de mayo

No sabemos gran cosa sobre la vida de san Mamerto. Era el hermano mayor del poeta Claudiano, autor del «De statu animae», a quien él ordenó sacerdote. Ambos hermanos gozaron de merecida fama de santidad y sabiduría. En 463, se produjeron algunas dificultades con motivo de la consagración del nuevo obispo de la sede de Die. El papa san León I había cambiado poco antes dicha sede de la jurisdicción de Vienne a la de Arles y algunos se quejaron ante el papa san Hilario de que Mamerto había cometido un abuso al consagrar a un nuevo obispo para la sede de Die. El Papa respondió, en una severa carta, que Mamerto merecía ser depuesto por ese abuso; pero, en realidad, no se hizo ningún cambio y el nuevo obispo de Die recibió la confirmación del de Arles. Poco después, san Mamerto trasladó a Vienne los restos del mártir Ferréolo, quien había dado testimonio de la fe en esa región uno o dos siglos antes. San Mamerto es famoso sobre todo en la historia de la Iglesia, porque instituyó las procesiones penitenciales en los días de Rogativas, en la semana anterior a la fiesta de la Ascensión. Se trata de la celebración de las «Litaniae minores», que fue adoptada en Roma por el papa san León III (795-816); de ese modo, la influencia de los francos y particularmente de Carlomagno se dejó sentir en toda la Iglesia de Occidente.

Numerosos testimonios prueban sin lugar a dudas que san Mamerto fue realmente quien introdujo las Rogativas. En una carta que le escribió san Sidonio Apolinar, habla de las procesiones por él instituidas y dice que han sido un remedio muy eficaz contra el pánico del pueblo. Al mismo tiempo, alaba el valor de san Mamerto, quien había permanecido en su puesto en tanto que otros huían. San Avito, que había sido bautizado por san Mamerto y ocupó la sede de Vienne quince años después de la muerte del santo, predicó una homilía que se conserva todavía, durante una procesión de Rogativas. Por esa homilía podemos darnos una idea de las tribulaciones que afligían a la región cuando se instituyó la celebración. San Avito menciona un terremoto, varios incendios y un ciervo salvaje que se había refugiado en la ciudad. Muy de acuerdo con las ideas de su época, san Mamerto había interpretado esas calamidades como un castigo de Dios por los pecados del pueblo y, en consecuencia, propuso el remedio de la penitencia y la obligación de ayunar y organizó una procesión popular en la que se cantaran los salmos. El ejemplo de Vienne se extendió pronto a otras regiones de Francia y, más tarde, llegó a ser práctica universal en el Occidente. El vigésimo séptimo decreto del primer Concilio de Orléans (511) mandó que todas las iglesias celebraran las procesiones de Rogativas en los días que preceden a la fiesta de la Ascensión; también ordenó que se observase un ayuno tan estricto como el de la cuaresma y prohibió todo trabajo servil para que aun los esclavos pudiesen asistir a las procesiones. Los clérigos que no asistieran a las procesiones serían castigados por sus obispos. Los escritos de los contemporáneos y de los historiadores de la época, como san Gregorio de Tours, prueban que san Mamerto era un santo y generoso pastor de almas y un jefe osado y prudente. San Avito, en la homilía que hemos citado, alaba la prudencia que desplegó para conseguir que las autoridades civiles y el pueblo aceptasen de buena gana los sacrificios que imponían estas procesiones.

En Acta Sanctorum, mayo, vol. II, se hallan reunidos casi todos los documentos que poseemos sobre san Mamerto. Sobre los días de Rogativas cf. K. A. Kellner, Heortology, pp. 189-194. Edmund Bishop hace notar atinadamente que no hay que atribuir al nombre de «letanías» el significado que tiene actualmente: «El resultado de mis investigaciones me lleva a la conclusión de que las letanías no se cantaban en las procesiones de Rogativas. Según los testimonios de la época, las Rogativas comprendían el canto de los salmos y tal vez también las colectas y oraciones correspondientes». Cf. igualmente el artículo de Cabrol sobre las Letanías, en Dictionnaire d'Archéologie chrétienne et de Liturgie.