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San Trifón, mártir

1 de febrero

De Trifón apenas podemos constatar la antigüedad de su culto, a tal punto que no es posible siquiera situarlo con certeza en la cronología; y como suele ocurrir en estos casos, su vida y su martirio, reales, se entretejieron con leyendas y ampliaciones de toda clase, y sobre todo, milagros, muchos milagros, ya que es un santo muy portentoso. Es especialmente venerado en Italia, y en la iglesia griega, desde el siglo XII se imparte la «bendición de Trifón» contra los malos espíritus y los insectos. En el Martirologio Romano anterior se veneraba el 10 de noviembre -aniversario de una de las traslaciones de sus reliquias- junto a otros dos mártires, Respicio y Ninfa, pero que en el Martirologio actual han sido retirados porque ni su existencia ni su culto antiguo pueden darse por seguros. La memoria de san trifón se ha trasladado al 1 de febrero, fecha tradicional en los sinaxarios orientales. Lo que sigue resume los datos habituales en las leyendas de este santo, así como aspectos del traslado a Italia de sus reliquias:

Nacido en Camposede, municipio del Helesponto cerca de Nicea, en Frigia, en el año 232. Desde niño Trifón se dedicó con diligencia al estudio de la Sagrada Escritura y al conocimiento de los Evangelios. Se le atribuyen muchos milagros, ya en vida. Por ejemplo, cuando tenía 17 años expulsó el demonio de la hija del Rey Gordiano; mandó al demonio que apareciese como un perro rabioso, para que la gente pudiera comprender su malicia, por lo cual muchos se convirtieron. Sin embargo poco después, hacia el 250, en época del emperador Decio, autor de una de las persecuciones más crueles, fue detenido y llevado ante el prefecto Aquilino, en Nicea. Luego de terribles torturas, fue decapitado.

Sus restos fueron trasladados a Camposede, donde los tuvieron hasta 809, en el que un buque veneciano inició el traslado hacia Italia. Pero frente a la costa de Montenegro fue sorprendido por una tormenta y no podía regresar a su ruta, hasta que se invocó la intercesión del santo. Este milagro fue seguido por otros, y pronto se difundió el culto por la costa dálmata, donde se erigió una magnífica basílica en su honor.

En el siglo X el cuerpo del santo -sin la cabeza- fue llevado a Roma y depositado en una pequeña iglesia en Campo de Marte, convertida después en la Basílica de San Agustín. Pero aun así sus restos no hallaron el descanso final: se trasladaron fragmentos a Ravello, de allí otros a Tramonte; durante la peste, en el siglo XVI, fragmentos a Onano, otros a Altilia, a Cerignola... las reliquias se expandieron desde Roma hacia cada parte del sur de Italia, y junto con ellos sus milagros, como el que lo hace "patrono de los halconeros", porque a un halconero de Iván el Terrible se le escapó uno de los preciados halcones del Zar, y temeroso de la ira de su dueño, invocó a san Trifón, quien le indicó en sueños el lugar donde debía buscar al halcón perdido.

De la gran veneración en Italia puede leerse en el sitio dedicado a él, los datos fundamentales para elaborar este artículo fueron tomados de Santi e Beati, que tiene además iconografía del santo; algunos otros datos provienen del Ökumenisches Heiligenlexikon. El cuadro que ilustra el escrito es de Carpaccio, 1507, en Venecia, que rememora el exorcismo a la hija del rey Gordiano. La fuente de toda esta documentación está en Acta Sanctorum, nov IV, pág. 318-325 pass., artículo de H. Delehaye.