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San Vicente Romano, presbítero

Vincenzo Romano

Nació el 3 de junio de 1751 en Torre del Greco, Nápoles, ciudad marinera al centro del Golfo de Nápoles, en las laderas del Vesubio, celebre por su apreciadísimo arte del coral, y por el gran número de navegantes. Fue párroco por treinta y tres años, del 1799 al 1831, de la única parroquia que en ese momento abarcaba la población entera: la iglesia de la Santa Cruz, hoy basílica pontificia. Estudió en el seminario diocesano de Nápoles, recibiendo su enseñanza de san Alfonso María de Ligorio. Fue ordenado sacerdote el 10 de junio de 1775, y desarrolló su apostolado por veinte años en su natal Torre del Greco, dedicándose a todas las actividades religiosas y sociales que esta populosa ciudad del extremo de la diócesis de Nápoles requería. Era tanto su celo que mereció el apodo de «célebre trabajador», asistiendo en especial a tantos marineros torreses que navegaban por el mundo, y a sus familias, en angustiosa espera de un regreso no siempre cierto. El 15 de junio de 1794 una terrible erupción del Vesubio destruyó casi completamente la ciudad, incluida la iglesia de la Santa Cruz. Él rápidamente se abocó a la difícil tarea de reconstrucción material y moral de la ciudad y de la iglesia, que deseó hacer más grande y más segura.

El «ministerio de la palabra» y el «evangelio de la caridad» fueron las bases de su actividad pastoral. Tenía una predicación fluida, no ampulosa, fácil de entender, y los fieles la escuchaban, pero sobre todo la seguían y ponían en práctica. Instó a la recitación del Santo Rosario de la tarde, y escribió un folleto para poder seguir mejor la celebración de la Santa Misa. A la búsqueda de siempre nuevos métodos para acercar a los fieles, introdujo en Torre la estrategia misional llamada «sciabica» (un tipo de red de pescador), que consistía en aproximarse a un paseante individual, improvisando una predicación, mientras se lo acompañaba, si aceptaba, a la iglesia más próxima, a rezar juntos. Tenía una escuela de niños, dividida en clases, en su casa. Actuaba también de mediador en los conflictos entre los armadores de objetos de coral, y los marineros que aafrontaban la fatigosa y riesgosa pesca del coral. Procuraba acercarse a las cuevas de los bandidos, para evitar que cometieran sus crímenes, y estaba siempre pronto a procurar el rescate de los torreses caídos en esclavitud de los piratas berberiscos.

Tuvo la satisfacción de ver terminada, en 1827, la construcción de la majestuosa basílica. Murió santamente el 20 de diciembre de 1831, resultando un faro de ejemplo sacerdotal y pastoral para los párrocos de Nápoles y de Italia, por lo que fue beatificado por SS Pablo VI el 17 de noviembre de 1963. Su cuerpo reposa en una artística urna en la propia basílica de la Santa Cruz. En Nápoles y Torre del Greco se celebra su memoria litúrgica el 29 de noviembre.

Traducido, con escasos cambios, de un artículo de Antonio Borrelli, allí mismo puede verse una amplia bibliografía; mayor información aun puede verse en el sitio oficial de la postulación para la canonización, con iconografía, bibliografía, escritos, etc. (en italiano).