Los Salmos son el v茅rtice de la oraci贸n en el Antiguo Testamento: la Palabra de Dios se convierte en oraci贸n del hombre. Indisociablemente individual y comunitaria, esta oraci贸n, inspirada por el Esp铆ritu Santo, canta las maravillas de Dios en la creaci贸n y en la historia de la salvaci贸n. Cristo ha orado con los Salmos y los ha llevado a su cumplimiento. Por esto, siguen siendo un elemento esencial y permanente de la oraci贸n de la Iglesia, que se adaptan a los hombres de toda condici贸n y tiempo.