La Iglesia debe apoyar y promover a la familia como la célula fundamental de la sociedad, y defender la vida y la dignidad de cada miembro de la familia.
La Iglesia considera a la familia como una institución fundamental para el crecimiento y el desarrollo de los individuos, y por lo tanto, debe brindar apoyo y promoción a esta institución.
La familia es la célula básica de la sociedad, y es allí donde se aprenden los valores y principios que rigen la vida en comunidad.
La Iglesia debe defender la vida y la dignidad de cada miembro de la familia, desde la concepción hasta la muerte natural, y promover la justicia y la igualdad dentro de la familia y en la sociedad en general.