Bernardo pertenec铆a a la gran familia florentina de los Uberti. Renunci贸 a un brillante porvenir para ingresar en la austera Orden de Valleumbrosa, fundada poco antes por san Juan Gualberto. Con el tiempo, Bernardo lleg贸 a ser el abad del monasterio de San Salvio y, m谩s tarde, general de la orden. Urbano II le elev贸 al cardenalato y le confi贸 varias embajadas. En aqu茅lla 茅poca, Parma se vio violentamente desgarrada por el cisma del obispo Cadalo, quien se erigi贸 en antipapa, as铆 como por el de los obispos que apoyaron a otro antipapa parmesano, Guiberto de Ravena. Precisamente en esa 茅poca turbulenta, san Bernardo fue elegido obispo de Parma y recibi贸 la consagraci贸n de manos del papa Pascual II. El santo apoy贸 celosamente al papa leg铆timo y aplic贸 las reformas de san Gregorio VIII, sobre todo en materia de simon铆a, pues ese abuso era muy com煤n en su di贸cesis. Por esa raz贸n, los partidarios del antipapa Maginulfo hicieron prisionero a san Bernardo el a帽o 1104, en el momento en que celebraba la misa, y le desterraron de su di贸cesis durante dos a帽os.
En tiempos en los que tantos obispos no s贸lo aceptaban el poder temporal, sino que lo buscaban, san Bernardo tuvo el m茅rito de renunciar al que hab铆a heredado de sus predecesores en la sede de Parma. Por otra parte, jam谩s olvid贸 -ni permiti贸 que otros olvidasen- que hab铆a abrazado el estado de perfecci贸n en la vida mon谩stica, de suerte que sigui贸 observando la regla en cuanto se lo permit铆an sus deberes episcopales. En 1127, los jefes del partido de los Hobenstaufen proclamaron rey de Alemania a Conrado, olvidando los derechos de Lotario II; san Bernardo protest贸 contra la elecci贸n y tuvo que huir nuevamente de Parma. Lotario fue coronado emperador en Roma, en 1133. San Bernardo muri贸 en Parma el 4 de diciembre de ese mismo a帽o. A seis a帽os de su muerte su sucesor procedi贸 al reconocimiento y elevaci贸n de sus restos a la categor铆a de reliquias, lo que para la 茅poca constitu铆an una forma de beatificaci贸n.
Las dos biograf铆as latinas m谩s importantes fueron publicadas en Chronica Parmensia; P. E. Schramm las reedit贸, bas谩ndose en textos mejores, en el suplemento de Monumenta Germaniae Historica, vol. XXX, pte. II , fasc. II (1929). V茅ase sobre este punto Analecta Bollandiana, vol. XLVIII (1930), p. 414. La mejor de las biograf铆as relativamente antiguas es la de I. Aff贸 (1788); v茅ase tambi茅n Munerati, en Rivista di scienze storische, vol. III (1906), pp. 79-86 y 257-264. R. Davidson da una idea clara de la situaci贸n pol铆tica de la 茅poca, en Geschichte von Florenz, vol. I, pp. 289 ss., y en Forschungen zur alt. Gesch. Florenz, pp. 66 ss.
Imagen: estatua de san Bernardo, en la cripta de la Catedral de Parma (1544).