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San Gabriel de la Virgen de los Dolores Possenti, religioso

27 de febrero

Gabriel era hijo de un distinguido abogado, quien ocup贸 una serie de cargos importantes por cuenta del gobierno de los Estados de la Iglesia: Sante Possenti. Tuvo trece hijos, el und茅cimo de los cuales fue el futuro santo, que naci贸 en 1838 y recibi贸 en el bautismo el nombre de Francisco. Algunos de los hermanos del santo murieron en la ni帽ez. La madre falleci贸 en 1842, cuando Francisco s贸lo ten铆a cuatro a帽os. El se帽or Possenti acababa de ser nombrado principal asesor de Espoleto, donde Francisco recibi贸 casi toda su educaci贸n, en el colegio de los jesuitas. A diferencia de tantas otras vidas de aspirantes a la canonizaci贸n, en las que la leyenda ha introducido una serie de hechos sorprendentes de dudoso gusto, la infancia de Francisco Possenti, como la de Santa Teresa del Ni帽o Jes煤s, fue perfectamente ordinaria. No se cuenta de 茅l que haya tenido visiones a los cuatro a帽os, ni que haya inventado formas extraordinarias de penitencia antes de los ocho. Al contrario, parece que pose铆a un temperamento vehemente, que no siempre sab铆a dominar, y que era muy meticuloso en cuesti贸n de vestido y apariencia personal. Le铆a muchas novelas, era muy alegre e iba con frecuencia al teatro, si bien las piezas que ve铆a no ten铆an nada de escandaloso. Su car谩cter alegre y su atractivo f铆sico lo hicieron muy popular. Aunque no hay razones para creer que haya perdido la inocencia bautismal, ni quebrantado gravemente la ley de Dios, lo cierto es que durante su vida de religioso, el santo no ve铆a con buenos ojos esa primera parte de su vida. M谩s tarde escribi贸 a un amigo:

Querido Felipe, si realmente amas a tu alma, ap谩rtate de las malas compa帽铆as y no frecuentes el teatro. Yo s茅 por experiencia, cu谩n dif铆cil es salir de 茅l en estado de gracia; por lo menos constituye un grave peligro. Evita las reuniones mundanas y las malas lecturas. Creo, te lo aseguro, que, si hubiese permanecido en el mundo, no habr铆a conseguido la salvaci贸n de mi alma. Dime: 驴No crees que yo me divert铆 bastante? Pues bien, el resultado de todo ello no es m谩s que la amargura y el temor. No te r铆as de m铆, Felipe, porque te estoy hablando con el coraz贸n en la mano. Te ruego que me perdones, si alguna vez te escandalic茅. Y retiro todo el mal que pueda haber dicho de otros delante de ti. Perd贸name y pide que Dios me perdone tambi茅n.

Probablemente el tono de autoacusaci贸n de esta carta se debe a la sensibilidad de conciencia que el santo desarroll贸 durante el noviciado; pero no es imposible que sus a帽os de juventud hayan sido relativamente frivolos, ya que sus amigos le llamaban, sin duda con cierta exageraci贸n, 芦il damerino禄, es decir, 芦el enamoradizo禄. Tal vez san Gabriel no prest贸 o铆dos al llamado de Dios la primera vez que 脡l se dej贸 o铆r claramente en su coraz贸n. Antes de terminar sus estudios, que deb铆an abrirle una prometedora carrera en el mundo, cay贸 gravemente enfermo y prometi贸 entrar en religi贸n, si recobraba la salud; pero al sanar no hizo nada por cumplir su promesa. Un a帽o o dos m谩s tarde, un ataque de laringitis le puso de nuevo a las puertas de la muerte; renov贸 su promesa y se encomend贸 a la intercesi贸n del m谩rtir jesuita Andr茅s Bobola, que acababa de ser beatificado. Habiendo recobrado milagrosamente la salud, pidi贸 ser admitido en la Compa帽铆a de Jes煤s. Fue aceptado, pero dilat贸 su ingreso, pues tal vez dudaba si Dios le llamaba a una vida de mayor penitencia, y adem谩s no ten铆a sino diecisiete a帽os. Por entonces, el c贸lera le arrebat贸 a su hermana predilecta. Impresionado por la fragilidad de la vida humana, Francisco ingres贸 en la Congregaci贸n de los Pasionistas, con la aprobaci贸n de su confesor, que era un jesuita. En el noviciado de Morrovalle, a donde lleg贸 en septiembre de 1856, recibi贸 el nombre de Gabriel de la Dolorosa. La vida de Gabriel se convirti贸 desde entonces en un extraordinario esfuerzo por alcanzar la perfecci贸n en las cosas peque帽as. Quienes tuvieron oportunidad de conocerle se sintieron impresionados por su lucidez, su esp铆ritu de oraci贸n, su caridad con los pobres, su amor al pr贸jimo, su exacta observancia, su deseo constante de mortificarse m谩s all谩 de sus fuerzas (sin dejar por ello de someterse al juicio de sus superiores), y su absoluta docilidad en la obediencia. Los testimonios de las actas de beatificaci贸n son totalmente convincentes. La vida de san Gabriel de la Dolorosa fue de una generosidad sin l铆mites; pero lo m谩s extraordinario es la alegr铆a con que supo consumar el sacrificio. Naturalmente, una vida as铆 tiene pocos detalles pintorescos. Citemos, como ejemplo de la sencillez con que el santo tendi贸 a la perfecci贸n, un pasaje de una de sus biograf铆as, pero recordemos que bajo esa aparente sencillez se esconde la enorme fatiga del vencimiento constante de s铆 mismo:

Su deseo de penitencia era insaciable. Durante mucho tiempo pidi贸 permiso de llevar un 谩spero cilicio de metal. Sus superiores se lo negaron pero el santo continu贸 pidi茅ndolo modestamente. Su director le dec铆a: 芦Quieres a toda costa llevar una pobre cadenilla, cuando lo que realmente necesitas es encadenar tu voluntad. Vete y no me hables m谩s de ellos禄. El santo se retiraba profundamente mortificado. En otra ocasi贸n, su director le dijo al mismo prop贸sito: 芦Puesto que tienes tantas ganas de ese cilicio, te doy permiso de que te lo pongas; pero tienes que llevarlo encima del h谩bito y a la vista de todos, para que todo el mundo sepa cu谩n mortificado eres禄. A pesar de la humillaci贸n que eso le causaba, Gabriel se puso el cilicio como su director se lo hab铆a indicado; esto hizo reir mucho a sus compa帽eros, pero Gabriel lo soport贸 en silencio, sin pedir que le dispensaran de esa mortificaci贸n que le pon铆a en rid铆culo.

Cuando apenas llevaba cuatro a帽os en religi贸n, en el curso de los cuales el hermano Gabriel ya dejaba adivinar el fruto que recoger铆a en las almas al llegar al sacerdocio, aparecieron los primeros s铆ntomas de tuberculosis. Sus superiores se vieron obligados a dispensarle, muy contra la voluntad del santo, de los deberes de la vida comunitaria. La paciencia en la debilidad y los sufrimientos corporales y la total sumisi贸n a las restricciones que los superiores le impon铆an se convirtieron en las principales caracter铆sticas del santo. Su ejemplo impresionaba profundamente a todos; pero 茅l evitaba cuidadosamente hacerse notar y poco antes de su muerte, destruy贸 todos los apuntes espirituales en los que hablaba de las gracias que Dios hab铆a derramado sobre 茅l. Muri贸 apaciblemente en la madrugada del 27 de febrero de 1862, en Isola di Gran Sasso, en los Abruzos. San Gabriel de la Dolorosa fue canonizado en 1920.

Ver N. Ward, Life of Gabriel of our Lady or Sorrows (1904); Anselmo de la Dolorosa, Vida de San Gabriel de la Virgen Dolorosa (1920); Lettere di San Gabriele dell' Adolorata (1920); y C. Hollobough, St Gabriel, Passionist (1923).