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San Guido, abad

Wido

San Guido naci贸 cerca de Ravena y sus padres estaban orgullosos de 茅l. Principalmente para agradarlos, fue muy cuidadoso en su aspecto exterior y en su vestimenta. Sin embargo, una vez fue severamente castigado por esta forma de vanidad. Fue a Ravena, donde se celebraba la fiesta patronal de san Apolinar, y, despoj谩ndose de sus finas ropas, las dio a los pobres y se visti贸 las m谩s andrajosas que pudo encontrar. Para verg眉enza de sus padres, parti贸 hacia Roma con esta indumentaria y, durante su permanencia all铆, recibi贸 la tonsura. Por inspiraci贸n divina se puso bajo la direcci贸n de un ermita帽o llamado Mart铆n, que viv铆a en una islita en el r铆o Po. Durante tres a帽os permanecieron juntos y despu茅s, el solitario lo envi贸 a la abad铆a de Pomposa, cerca de Ferrara, para que aprendiera la vida mon谩stica en una gran comunidad. Ese monasterio y el de San Severo, en Ravena, estaban en realidad bajo la direcci贸n del ermita帽o, que decid铆a el nombramiento de los superiores.

Los sobresalientes m茅ritos de Guido fueron tales, que mereci贸 altos cargos, y lleg贸 a ser abad, primero de San Severo y despu茅s de Pomposa, por nombramiento de Mart铆n, confirmado por la votaci贸n de los monjes. Su reputaci贸n arrastr贸 a muchos (incluyendo a su padre y a su hermano) a unirse a la comunidad, de suerte que el n煤mero de monjes fue duplicado y se hizo necesario que Guido construyera otro monasterio para acomodarlos a todos. Despu茅s de un tiempo, deleg贸 a otros la parte administrativa de su oficio y se concentr贸 en el aspecto puramente espiritual, especialmente en la direcci贸n de las almas. En ciertas 茅pocas del a帽o, acostumbraba retirarse a una celda, distante aproximadamente cinco kil贸metros de la abad铆a, donde llevaba una vida de tan intensa devoci贸n e inquebrantable abstinencia, que parec铆a sostenerse con el ayuno y la oraci贸n. Especialmente durante la Cuaresma, trataba su cuerpo con tal severidad, que sus torturas podr铆an dif铆cilmente superarse y a煤n as铆, era extraordinariamente tierno con los monjes, que le ten铆an gran devoci贸n. San Pedro Dami谩n, que a petici贸n suya, dio lecciones de Sagrada Escritura en la abad铆a de Pomposa durante dos a帽os, dedic贸 a san Guido su libro 芦De Perfectione Monacorum禄.

A pesar de haber sido un santo, Guido no escap贸 a la persecuci贸n. Por alguna raz贸n, Heriberto, arzobispo de Ravena, concibi贸 un odio acerbo contra 茅l y se decidi贸 en verdad a destruir su monasterio. Advertido del ataque que se aproximaba, la 煤nica medida de defensa del abad fue un ayuno de tres d铆as en compa帽铆a de toda su comunidad. Cuando el arzobispo y sus soldados llegaron a las puertas de la abad铆a, Guido sali贸 a recibirlos, y con el mayor respeto y humildad, los condujo a la iglesia. El coraz贸n de Heriberto se conmovi贸: pidi贸 perd贸n al abad, y prometi贸 protegerlo de all铆 en adelante. Al final de su vida, san Guido se retir贸 a la soledad, pero fue llamado a Piacenza por el emperador Enrique III, que hab铆a llegado a Italia y deseaba consultar al abad, de cuya santidad y sabidur铆a ten铆a grandes referencias. El anciano obedeci贸 muy a su pesar y se despidi贸 tiernamente de sus hermanos, dici茅ndoles que nunca m谩s ver铆a sus rostros. Hab铆a llegado a Borgo San Domnino, cerca de Parma, cuando fue atacado repentinamente por una enfermedad, de la que muri贸 al tercer d铆a. Se origin贸 una disputa por la custodia de su cuerpo entre Pomposa y Parma. El emperador dirimi贸 la cuesti贸n, haciendo llevar las reliquias a la iglesia de San Juan Evangelista, en Speyer, que m谩s tarde fue rebautizada con el nombre de San Guido-Stift.

Existe una breve vida en lat铆n que ha sido publicada tanto por los bolandistas, Acta Sanctorum, marzo, vol. III, como por Mabillon.