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San Lorenzo de Siponte, obispo

7 de febrero

La sede de Siponto (que en la actualidad se llama Manfredonia, desde 1256, en honor del Rey Manfredo) qued贸 a finales del siglo V, luego de la muerte de su obispo F茅lix, vacante por un a帽o, a causa de las luchas pol铆ticas. Pero vuelta la paz, los sipontinos enviaron una delegaci贸n a Constantinopla para pedir un sucesor. Esto debi贸 haber ocurrido en los 煤ltimos a帽os del siglo, pero cuando Siponte estaba a煤n bajo la 贸rbita de Bizancio, ya que precisamente desde el siglo V hasta el VIII la zona estuvo m谩s bien bajo dominio romano.

El emperador de Oriente, Zen贸n, vivo a煤n en el 491, design贸 a su pariente Lorenzo, el cual acept贸 y parti贸 llevando consigo las reliquias de san Esteban y de santa 脕gata. En este punto las noticias divergen, y una dice que 茅l fue consagrado obispo en Constantinopla, mientras que la otra afirma que fue primero a Roma para ser consagrado por el papa Gelasio I (492-496).

Hecho obispo de Siponto, ciudad estrat茅gica por su posici贸n sobre el Adri谩tico, el nombre de Lorenzo, adem谩s de sus m茅ritos como pastor de almas, qued贸 unido a un hecho importante en la tradici贸n religiosa durante siglos: la aparici贸n del Arc谩ngel Miguel sobre el monte Gargano.

Era cerca del a帽o 490 y un propietario del lugar, de nombre Elvio Emanuel, hab铆a perdido el m谩s bello toro de su ganader铆a, despu茅s de una larga b煤squeda lo encontr贸 escondido dentro de una caverna inaccesible. Visto que no pod铆a hacerlo salir, decidi贸 matarlo, y tom贸 una flecha de su aljaba, pero la flecha, inexplicablemente, en vez de darle al toro le dio al tirador. Confundido, fue a contarle el suceso al obispo; el obispo prescribi贸 tres d铆as de oraci贸n y ayuno, y al tercer d铆a el arc谩ngel san Miguel se le manifest贸 al obispo para indicarle que se consagrara esa gruta al culto cristiano. Pero Lorenzo dud贸 en darle cr茅dito al pedido de san Miguel, porque en la monta帽a donde se encontraba estaba a煤n muy vivo el culto pagano.

Despu茅s de dos a帽os Siponto fue asediada por el b谩rbaro Odoacro; las fuerzas cristianas estaban ya cercadas, pero san Lorenzo consigi贸 del rey una tregua de tres d铆as, que los pobladores y el obispo emplearon m谩s en oraci贸n y penitencia que en rearmarse para una batalla que consideraban perdida de antemano. En esa situaci贸n vuelve a aparecerse el Arc谩ngel al obispo para decirle que le podr铆a haber ayudado si ellos hubieran decidido atacar al enemigo. Inflamados de esa confianza, los sipontinos se defendieron de los sitiadores, y en medio de la batalla una s煤bita tempestad puso a los b谩rbaros a la fuga. La ciudad se salv贸 y el obispo con el pueblo subieron al monte a agradecer al arc谩ngel san Miguel, pero aun as铆 el obispo no quiso entrar a la gruta.

Esta misma vacilaci贸n lo llev贸 al a帽o siguiente a consultar al papa Gelasio qu茅 deb铆a hacer, y el papa le orden贸 ocupar aquella gruta y juntarse con el obispo de Puglia para consagrarla, despu茅s de tres d铆as de ayuno. Pero el Arc谩ngel se le volvi贸 a manifestar al indeciso obispo indic谩ndole que no era necesario consagrar la gruta porque ya hab铆a sido consagrada con su presencia, y que pod铆a entrar y celebrar misa all铆.

Dice la leyenda que cuando el obispo entr贸 encontr贸 un altar cubierto de pan, con una cruz de cristal. Hizo luego construir una iglesia a la puerta de la gruta, que dedic贸 a San Miguel el 29 de septiembre del 493. Hasta el a帽o 1960 se celebraba lit煤rgicamente en el calendario romano la aparici贸n del Arc谩ngel en el Monte Gargano, fiesta que fue suprimida por SS. Juan XXIII (aunque su eliminaci贸n ven铆a ya recomendada por el papa Benedicto XIV, hacia el 1750). El santuario fue famoso durante siglos en todo el Occidente, y algunas advocaciones de San Miguel del Monte tienen su probable origen en esta leyenda.

San Lorenzo hizo construir tambi茅n otras iglesias, una de ellas en honor de san Juan Bautista. Predijo las inminentes incursiones de los godos; se encontr贸 con el rey Totila, de quien obtuvo que Siponto fuera resguardada de la destrucci贸n. Estuvo en contacto fraterno con el obispo de Puglia san Sabino, y muri贸 en Siponto el 7 de febrero del 545.

Traducido, pero con algunas variaciones, en particular en el relato de la leyenda miguelina -de la que hay much铆simas versiones-, a partir de un art铆culo de Antonio Borrelli.