La Sagrada Biblia

Salmos

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  148. Sal 148
  149. Sal 149
  150. Sal 150
  1. 1
    Masquil de Asaf. ¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué ha humeado tu furor contra las ovejas de tu prado?
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  2. 2
    Acuérdate de tu congregación, que adquiriste de antiguo, cuando redimiste la vara de tu heredad; este monte de Sion, donde has habitado.
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  3. 3
    Levanta tus pies a los asolamientos eternos; a todo enemigo que ha hecho mal en el santuario.
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  4. 4
    Tus enemigos han bramado en medio de tus asambleas; han puesto sus propias banderas por señas.
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  5. 5
    Nombrado era, como si lo llevara al cielo, el que metía las hachas en el monte de la madera espesa para el edificio del santuario .
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  6. 6
    Y ahora con hachas y martillos han quebrado todas sus entalladuras.
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  7. 7
    Han puesto a fuego tus santuarios, han ensuciado en la tierra el tabernáculo de tu Nombre.
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  8. 8
    Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; quemaron todos los lugares de ayuntamiento del pueblo de Dios en la tierra.
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  9. 9
    No vemos ya nuestras banderas propias ; no hay más profeta; ni hay con nosotros quien sepa. ¿Hasta cuándo?
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  10. 10
    ¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el angustiador? ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu Nombre?
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  11. 11
    ¿Por qué retraes tu mano, y tu diestra? ¿Por qué la escondes dentro de tu seno?
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  12. 12
    Pero Dios es mi rey ya de antiguo; el que obra salud en medio de la tierra.
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  13. 13
    Tú hendiste el mar con tu fortaleza; quebrantaste las cabezas de los dragones en las aguas.
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  14. 14
    Tú magullaste las cabezas del leviatán; lo diste por comida al pueblo de los desiertos.
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  15. 15
    Tú abriste fuente y río; tú secaste ríos impetuosos.
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  16. 16
    Tuyo es el día, tuya también es la noche; tú aparejaste la lumbre y el sol.
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  17. 17
    Tú estableciste todos los términos de la tierra; el verano y el invierno tú los formaste.
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  18. 18
    Acuérdate de esto: que el enemigo ha dicho afrentas al SEÑOR, y que el pueblo loco ha blasfemado tu Nombre.
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  19. 19
    No entregues a las bestias el alma de tu tórtola; y no olvides para siempre la congregación de tus pobres.
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  20. 20
    Mira al pacto; porque las tenebrosidades de la tierra llenas están de habitaciones de violencia.
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  21. 21
    No vuelva avergonzado el abatido; el pobre y el menesteroso alabarán tu Nombre.
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  22. 22
    Levántate, oh Dios, aboga tu causa; acuérdate de cómo el loco te injuria cada día.
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  23. 23
    No olvides las voces de tus enemigos; el alboroto de los que se levantan contra ti sube continuamente.
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