La Sagrada Biblia

Salmos

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  83. Sal 83
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  142. Sal 142
  143. Sal 143
  144. Sal 144
  145. Sal 145
  146. Sal 146
  147. Sal 147
  148. Sal 148
  149. Sal 149
  150. Sal 150
  1. 1
    Masquil de Asaf. Escucha, pueblo mío, mi ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
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  2. 2
    Abriré mi boca en parábola; hablaré enigmas del tiempo antiguo.
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  3. 3
    Las cuales hemos oído y entendido; que nuestros padres nos las contaron.
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  4. 4
    No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas del SEÑOR, y su fortaleza, y sus maravillas que hizo.
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  5. 5
    El estableció testimonio en Jacob, y puso ley en Israel; las cuales mandó a nuestros padres que las notificasen a sus hijos;
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  6. 6
    para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; y los que se levantarán, lo cuenten a sus hijos
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  7. 7
    con el fin de poner su confianza en Dios, y no olvidar de las obras de Dios, y guardar sus mandamientos:
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  8. 8
    Y no ser como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no compuso su corazón, ni su espíritu fue fiel con Dios.
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  9. 9
    Los hijos de Efraín armados, flecheros, volvieron las espaldas el día de la batalla.
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  10. 10
    No guardaron el pacto de Dios, ni quisieron andar en su ley;
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  11. 11
    antes se olvidaron de sus obras, y de sus maravillas que les había mostrado.
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  12. 12
    Delante de sus padres hizo maravillas en la tierra de Egipto, en el campo de Zoán.
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  13. 13
    Rompió el mar, y los hizo pasar; e hizo estar las aguas como en un montón.
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  14. 14
    Y los llevó con nube de día, y toda la noche con resplandor de fuego.
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  15. 15
    Hendió las peñas en el desierto; y les dio a beber de abismos grandes;
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  16. 16
    y sacó de la peña corrientes, e hizo descender aguas como ríos.
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  17. 17
    Pero aun tornaron a pecar contra él, enojando al Altísimo en la soledad.
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  18. 18
    Y tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida al gusto de su alma.
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  19. 19
    Y hablaron contra Dios, diciendo: ¿Podrá Dios ponernos mesa en el desierto?
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  20. 20
    He aquí ha herido la peña, y corrieron aguas, y arroyos salieron ondeando: ¿Podrá también dar pan? ¿Aparejará carne a su pueblo?
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  21. 21
    Por tanto oyó el SEÑOR, y se enojó; se encendió el fuego contra Jacob, y el furor subió también contra Israel;
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  22. 22
    por cuanto no habían creído a Dios, ni habían confiado de su salud.
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  23. 23
    Y mandó a las nubes de arriba, y abrió las puertas de los cielos,
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  24. 24
    e hizo llover sobre ellos maná para comer, y les dio trigo de los cielos.
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  25. 25
    Pan de fuertes comió el hombre; les envió comida en abundancia.
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  26. 26
    Movió el solano en el cielo, y trajo con su fortaleza el austro,
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  27. 27
    e hizo llover sobre ellos carne como polvo, y aves de alas como arena del mar.
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  28. 28
    Y las hizo caer en medio de su campamento, alrededor de sus tiendas.
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  29. 29
    Y comieron, y se llenaron bien; les cumplió pues su deseo.
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  30. 30
    No habían quitado de sí su deseo, aun estaba su vianda en su boca,
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  31. 31
    cuando vino sobre ellos el furor de Dios, y mató los más robustos de ellos, y derribó los escogidos de Israel.
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  32. 32
    Con todo esto pecaron aún, y no dieron crédito a sus maravillas.
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  33. 33
    Consumió por tanto sus días en vanidad, y sus años en tribulación.
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  34. 34
    Si los mataba, entonces le buscaban; y se convertían, y buscaban a Dios de mañana.
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  35. 35
    Y se acordaban que Dios era su refugio, y el Dios Alto su redentor.
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  36. 36
    Mas le lisonjeaban con su boca, y con su lengua le mentían,
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  37. 37
    pues sus corazones no eran rectos con él, ni estuvieron firmes en su pacto.
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  38. 38
    Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruyó; y abundó su misericordia para apartar su ira, y no despertó toda su ira.
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  39. 39
    Y se acordó que eran carne; soplo que va y no vuelve.
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  40. 40
    ¡Cuántas veces lo ensañaron en el desierto, lo enojaron en la soledad!
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  41. 41
    Y volvían, y tentaban a Dios, y ponían límite al Santo de Israel.
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  42. 42
    No se acordaron de su mano, del día que los redimió de angustia;
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  43. 43
    cuando puso en Egipto sus señales, y sus maravillas en el campo de Zoán;
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  44. 44
    y volvió sus ríos en sangre, y sus corrientes para que no bebiesen.
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  45. 45
    Envió entre ellos enjambres de moscas que los comían, y ranas que los destruyeron.
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  46. 46
    Dio también al pulgón sus frutos, y sus trabajos a la langosta.
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  47. 47
    Sus viñas destruyó con granizo, y sus higuerales con piedra;
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  48. 48
    y entregó al pedrisco sus bestias, y al fuego sus ganados.
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  49. 49
    Envió sobre ellos el furor de su saña; ira, enojo, angustia, y ángeles malos.
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  50. 50
    Dispuso el camino a su furor; no eximió el alma de ellos de la muerte, sino que entregó su vida a la mortandad.
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  51. 51
    E hirió a todo primogénito en Egipto, las primicias de las fuerzas en las tiendas de Cam.
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  52. 52
    Hizo salir a su pueblo como ovejas, y los llevó por el desierto, como un rebaño.
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  53. 53
    Y los pastoreó con seguridad, que no tuvieron miedo; y el mar cubrió a sus enemigos.
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  54. 54
    Los metió después en los términos de su santidad, en este monte que ganó su mano derecha.
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  55. 55
    Y echó los gentiles de delante de ellos, y les repartió una herencia con cuerdas; e hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel.
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  56. 56
    Mas tentaron y enojaron al Dios Altísimo, y no guardaron sus testimonios;
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  57. 57
    sino que se volvieron, y se rebelaron como sus padres; se volvieron como arco engañoso.
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  58. 58
    Y le enojaron con sus lugares altos, y le provocaron a celo con sus esculturas.
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  59. 59
    Lo oyó Dios, y se enojó, y en gran manera aborreció a Israel.
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  60. 60
    Por esta causa dejó el tabernáculo de Silo, la tienda en que habitó entre los hombres;
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  61. 61
    y dio en cautividad su fortaleza, y su gloria en mano del enemigo.
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  62. 62
    Entregó también su pueblo a cuchillo, y se airó contra su heredad.
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  63. 63
    El fuego devoró sus jóvenes, y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales .
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  64. 64
    Sus sacerdotes cayeron a cuchillo, y sus viudas no se lamentaron.
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  65. 65
    Entonces despertó el Señor a la manera del que ha dormido, como un valiente que grita a causa del vino:
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  66. 66
    e hirió a sus enemigos en las partes posteriores; les dio perpetua afrenta.
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  67. 67
    Y aborreció la tienda de José, y no escogió la tribu de Efraín.
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  68. 68
    Sino que escogió la tribu de Judá, el monte de Sion, al cual amó.
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  69. 69
    Y edificó su santuario a manera de eminencia, como la tierra que cimentó para siempre.
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  70. 70
    Y eligió a David su siervo, y lo tomó de las majadas de las ovejas;
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  71. 71
    de tras las paridas lo trajo, para que apacentase a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad.
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  72. 72
    Y los apacentó con entereza de su corazón; y los pastoreó con la pericia de sus manos.
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