La Ascensión de Jesucristo
La Ascensión de Jesucristo es un momento fundamental en la historia de la salvación. En este día, Jesús sube al cielo y se sienta a la derecha de Dios Padre, pero no se marcha de la vida de los hombres. En realidad, comienza una nueva etapa en la presencia de Jesús entre los hombres.
La presencia de Cristo en la Iglesia
Cristo está presente en la Iglesia, nacida de la Eucaristía y alimentada por ella. En la Iglesia, Cristo vive y actúa a través de sus miembros, que son llamados a prolongar su presencia y misión en el mundo.
El testimonio de los discípulos
Los discípulos de Jesús fueron testigos de su presencia y misión. Después de la Ascensión, ellos se convierten en testigos oficiales de la vida y la obra de Jesús, y transmiten su testimonio a las generaciones futuras.
La tarea de la Iglesia
La tarea de la Iglesia es crear y alimentar un pueblo de hombres nuevos, llamados a vivir en el amor como la Santa Trinidad. Con la Ascensión, se nos da entrada a los hombres cristificados para extender el Reino de Dios en el mundo.
La Ascensión y la esperanza
La Ascensión de Jesucristo debe fomentar en nosotros la virtud de la esperanza, porque El subió a prepararnos un lugar en el cielo. Este pensamiento está llamado a fortalecernos en las luchas y tentaciones de la vida recordándonos que el compartir sus sufrimientos es señal de que compartiremos su gloria.
La misión de la Iglesia
La misión de la Iglesia es anunciar la palabra de Dios, celebrar la Eucaristía y orar incesantemente, para crear y alimentar un pueblo de hombres nuevos que vivan en el amor y extiendan el Reino de Dios en el mundo.
La presencia de Cristo en la vida diaria
Cristo está presente en la vida diaria de los hombres a través de la Eucaristía, que es la fuente de su presencia y misión en el mundo. En la Eucaristía, Cristo se hace presente en la vida de los hombres, y les da la fuerza y la energía para seguir realizando su misión en el mundo.
El testimonio de los padres
Los padres deben ser testigos de la fe de sus hijos, y transmitirles su testimonio de amor y compromiso con la Iglesia. Deben ser maestros y testigos a la vez, y enseñar a sus hijos a vivir la fe en todos los aspectos de la vida.
La tarea de los bautizados
Los bautizados son llamados a prolongar la presencia y misión de Cristo en el mundo. Su tarea es padecer y resucitar, como Cristo, y extender su Reino en el mundo.
La Ascensión: un día de gloria
La Ascensión de Jesucristo es un día de gloria para el Hijo de Dios hecho hombre, y para todo el género humano. En este día, la humanidad llega a su suprema realización, porque uno de los nuestros, el hermano mayor, ha entrado en el cielo y se ha sentado a la derecha de Dios.
La Ascensión y la humanidad
La Ascensión de Jesucristo es un momento fundamental en la historia de la salvación, porque en este día, la humanidad es elevada a la dignidad más sublime, y se introduce en la vida íntima de Dios. El pecado y la muerte han sido vencidos en Cristo, nuestra Cabeza, y en nosotros, sus miembros, continúa la lucha, pero con garantía de victoria.
La Ascensión y la fe
La Ascensión de Jesucristo debe fomentar en nosotros la fe en la vida después de la muerte, y en la resurrección de la carne. Debemos creer que Cristo ha subido al cielo y nos ha dejado a nosotros, sus miembros, para que sigamos su misión en el mundo.
La Ascensión y la esperanza
La Ascensión de Jesucristo debe fomentar en nosotros la esperanza en la vida eterna, y en la gloria que nos espera en el cielo. Debemos creer que Cristo ha subido al cielo y nos ha dejado a nosotros, sus miembros, para que sigamos su misión en el mundo, y para que eventualmente lleguemos a la gloria que Él ha alcanzado.
La Ascensión y la fe de los padres
Los padres deben ser testigos de la fe de sus hijos, y transmitirles su testimonio de amor y compromiso con la Iglesia. Deben ser maestros y testigos a la vez, y enseñar a sus hijos a vivir la fe en todos los aspectos de la vida.
"Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo" (Jn 17,24).
La Ascensión y la misión de la Iglesia
La misión de la Iglesia es crear y alimentar un pueblo de hombres nuevos que vivan en el amor y extiendan el Reino de Dios en el mundo. Con la Ascensión, se nos da entrada a los hombres cristificados para extender su Reino en el mundo, y para crear un pueblo de hombres nuevos que sean capaces de vivir en el amor y la unidad.
La Ascensión y la presencia de Cristo
Cristo está presente en la vida diaria de los hombres a través de la Eucaristía, que es la fuente de su presencia y misión en el mundo. En la Eucaristía, Cristo se hace presente en la vida de los hombres, y les da la fuerza y la energía para seguir realizando su misión en el mundo.
La Ascensión y la fe en la vida después de la muerte
La Ascensión de Jesucristo debe fomentar en nosotros la fe en la vida después de la muerte, y en la resurrección de la carne. Debemos creer que Cristo ha subido al cielo y nos ha dejado a nosotros, sus miembros, para que sigamos su misión en el mundo, y para que eventualmente lleguemos a la gloria que Él ha alcanzado.
La Ascensión y la esperanza en la vida eterna
La Ascensión de Jesucristo debe fomentar en nosotros la esperanza en la vida eterna, y en la gloria que nos espera en el cielo. Debemos creer que Cristo ha subido al cielo y nos ha dejado a nosotros, sus miembros, para que sigamos su misión en el mundo, y para que eventualmente lleguemos a la gloria que Él ha alcanzado.
La Ascensión y la misión de la Iglesia
La misión de la Iglesia es crear y alimentar un pueblo de hombres nuevos que vivan en el amor y extiendan el Reino de Dios en el mundo. Con la Ascensión, se nos da entrada a los hombres cristificados para extender su Reino en el mundo, y para crear un pueblo de hombres nuevos que sean capaces de vivir en el amor y la unidad.
La Ascensión y la presencia de Cristo
Cristo está presente en la vida diaria de los hombres a través de la Eucaristía, que es la fuente de su presencia y misión en el mundo. En la Eucaristía, Cristo se hace presente en la vida de los hombres, y les da la fuerza y la energía para seguir realizando su misión en el mundo.
La Ascensión y la fe en la vida después de la muerte
La Ascensión de Jesucristo debe fomentar en nosotros la fe en la vida después de la muerte, y en la resurrección de la carne. Debemos creer que Cristo ha subido al cielo y nos ha dejado a nosotros, sus miembros, para que sigamos su misión en el mundo, y para que eventualmente lleguemos a la gloria que Él ha alcanzado.
La Ascensión y la esperanza en la vida eterna
La Ascensión de Jesucristo debe fomentar en nosotros la esperanza en la vida eterna, y en la gloria que nos espera en el cielo. Debemos creer que Cristo ha subido al cielo y nos ha dejado a nosotros, sus miembros, para que sigamos su misión en el mundo, y para que eventualmente lleguemos a la gloria que Él ha alcanzado.
La Ascensión y la misión de la Iglesia
La misión de la Iglesia es crear y alimentar un pueblo de hombres nuevos que vivan en el amor y extiendan el Reino de Dios en el mundo. Con la Ascensión, se nos da entrada a los hombres cristificados para extender su Reino en el mundo, y para crear un pueblo de hombres nuevos que sean capaces de vivir en el amor y la unidad.
La Ascensión y la presencia de Cristo
Cristo está presente en la vida diaria de los hombres a través de la Eucaristía, que es la fuente de su presencia y misión en el mundo. En la Eucaristía, Cristo se hace presente en la vida de los hombres, y les da la fuerza y la energía para seguir realizando su misión en el mundo.
- El testimonio de los padres es fundamental en la formación de la fe de los hijos.
- La misión de la Iglesia es crear y alimentar un pueblo de hombres nuevos que vivan en el amor y extiendan el Reino de Dios en el mundo.
- La presencia de Cristo en la vida diaria de los hombres es fundamental para seguir su misión en el mundo.
- La fe en la vida después de la muerte es fundamental para creer en la resurrección de la carne.
- La esperanza en la vida eterna es fundamental para creer en la gloria que nos espera en el cielo.
La Ascensión de Jesucristo es un momento fundamental en la historia de la salvación. En este día, la humanidad llega a su suprema realización, porque uno de los nuestros, el hermano mayor, ha entrado en el cielo y se ha sentado a la derecha de Dios. La Ascensión debe fomentar en nosotros la fe en la vida después de la muerte, y en la resurrección de la carne. Debemos creer que Cristo ha subido al cielo y nos ha dejado a nosotros, sus miembros, para que sigamos su misión en el mundo, y para que eventualmente lleguemos a la gloria que Él ha alcanzado.
"Habéis oído que se dijo a los antiguos: no matarás, y quien matare a su prójimo será culpable de muerte. Pero yo os digo: quien se enoje contra su hermano será culpable de muerte. Y si lo regaña, es un pecado; pero si le llama infame, es culpable de muerte en el tribunal de los justos" (Mt 5,21-22).
La misión de la Iglesia es crear y alimentar un pueblo de hombres nuevos que vivan en el amor y extiendan el Reino de Dios en el mundo. Con la Ascensión, se nos da entrada a los hombres cristificados para extender su Reino en el mundo, y para crear un pueblo de hombres nuevos que sean capaces de vivir en el amor y la unidad.
La presencia de Cristo en la vida diaria de los hombres es fundamental para seguir su misión en el mundo. En la Eucaristía, Cristo se hace presente en la vida de los hombres, y les da la fuerza y la energía para seguir realizando su misión en el mundo.
La fe en la vida después de la muerte es fundamental para creer en la resurrección de la carne. Debemos creer que Cristo ha subido al cielo y nos ha dejado a nosotros, sus miembros, para que sigamos su misión en el mundo, y para que eventualmente lleguemos a la gloria que Él ha alcanzado.
La esperanza en la vida eterna es fundamental para creer en la gloria que nos espera en el cielo. Debemos creer que Cristo ha subido al cielo y nos ha dejado a nosotros, sus miembros, para que sigamos su misión en el mundo, y para que eventualmente lleguemos a la gloria que Él ha alcanzado.
La Ascensión de Jesucristo es un momento fundamental en la historia de la salvación. En este día, la humanidad llega a su suprema realización, porque uno de los nuestros, el hermano mayor, ha entrado en el cielo y se ha sentado a la derecha de Dios.
La Iglesia tiene la misión de crear y alimentar un pueblo de hombres nuevos que vivan en el amor y extiendan el Reino de Dios en el mundo. Con la Ascensión, se nos da entrada a los hombres cristificados para extender su Reino en el mundo, y para crear un pueblo de hombres nuevos que sean capaces de vivir en el amor y la unidad.
Cristo está presente en la vida diaria de los hombres a través de la Eucaristía, que es la fuente de su presencia y misión en el mundo. En la Eucaristía, Cristo se hace presente en la vida de los hombres, y les da la fuerza y la energía para seguir realizando su misión en el mundo.
La fe en la vida después de la muerte es fundamental para creer en la resurrección de la carne. Debemos creer que Cristo ha subido al cielo y nos ha dejado a nosotros, sus miembros, para que sigamos su misión en el mundo, y para que eventualmente lleguemos a la gloria que Él ha alcanzado.
La esperanza en la vida eterna es fundamental para creer en la gloria que nos espera en el cielo. Debemos creer que Cristo ha subido al cielo y nos ha dejado a nosotros, sus miembros, para que sigamos su misión en el mundo, y para que eventualmente lleguemos a la gloria que Él ha alcanzado.
La Ascensión de Jesucristo es un momento fundamental en la historia de la salvación. En este día, la humanidad llega a su suprema realización, porque uno de los nuestros, el hermano mayor, ha entrado en el cielo y se ha sentado a la derecha de Dios.
La Iglesia tiene la misión de crear y alimentar un pueblo de hombres nuevos que vivan en el amor y extiendan el Reino de Dios en el mundo. Con la Ascensión, se nos da entrada a los hombres cristificados para extender su Reino en el mundo, y para crear un pueblo de hombres nuevos que sean capaces de vivir en el amor y la unidad.
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