Por obra y gracia del Espíritu Santo, Jesús se hizo hombre
Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de María la Virgen (Rac 1, 3-4). Esta verdad es fundamental para la fe cristiana y está escrita en las Sagradas Escrituras:
“El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el Poder del Altísimo te cubrirá con su sombra.” (Lucas 1, 35)
Esta promesa del ángel Gabriel a María se cumple en la Encarnación de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre.
La respuesta del ángel Gabriel ante el cuestionamiento de María
Hermanos, es clara la respuesta del ángel Gabriel ante el cuestionamiento de María respecto de su respuesta sobre que como podría ella ser Madre si es que no tiene relación con ningún hombre. El ángel le dice:
“No temas María, porque has encontrado el favor de Dios. Vas a quedar embarazada y darás a luz a un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y con razón lo llamarán: Hijo del Altísimo. Dios le dará el trono de David, su antepasado. Gobernarás por siempre el pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.” (Lucas 1, 30-33)
La respuesta del ángel es clara: Jesús será concebido por obra del Espíritu Santo y nacerá de María, la Virgen.
La intención de José de repudiar a María
En el Evangelio de San Mateo, se narra la intención de José de repudiar a María, su esposa embarazada. Sin embargo, el ángel del Señor se le aparece en sueños y le dice:
“José, descendiente de David, no temas llevar a tu casa a María, tu esposa, porque la criatura que espera es obra del Espíritu Santo. Y dará a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mateo 1, 20-21)
La respuesta del ángel es clara: Jesús es obra del Espíritu Santo y nacerá de María, la Virgen.
La concepción virginal de Jesús por obra del Espíritu Santo
Según el Catecismo de la Iglesia Católica, la concepción virginal de Jesús es un misterio central y culminante en la economía de la salvación:
“El Espíritu Santo se comunicó a la criatura mediante el Espíritu Santo. Es el misterio al que se pueden aplicar las palabras del Salmo: ‘Envía tu Espíritu, y serán creados, y renovarás la faz de la tierra’” (Catecismo de la Iglesia Católica 486).
La concepción virginal de Jesús es un signo especial del origen divino del Hijo de María y pone de relieve la verdad de que Jesús es el Hijo de Dios, de modo que cuando asume la naturaleza humana, su Padre continúa siendo exclusivamente Dios.
La voluntad de Dios en la concepción de Jesús
Según la catequesis de San Juan Pablo II, la voluntad de Dios en la concepción de Jesús es que María acepte hacerse el instrumento de la virtud del Altísimo:
“La acción del Espíritu Santo hace que en María la maternidad y la virginidad estén presentes de un modo que, aunque inaccesible a la mente humana, entre de lleno en el ámbito de la predilección de la omnipotencia de Dios.” (Catequesis de San Juan Pablo II, 28 de enero de 1987)
La excepcionalidad de María se deduce también de las genealogías aducidas por Mateo y Lucas, que subrayan la verdad del nacimiento virginal de Jesús.
La importancia de la concepción virginal de Jesús
La concepción virginal de Jesús es un misterio central y culminante en la economía de la salvación. Es un signo especial del origen divino del Hijo de María y pone de relieve la verdad de que Jesús es el Hijo de Dios, de modo que cuando asume la naturaleza humana, su Padre continúa siendo exclusivamente Dios.
En resumen, la concepción virginal de Jesús es un misterio fundamental para la fe cristiana. Es un signo especial del origen divino del Hijo de María y pone de relieve la verdad de que Jesús es el Hijo de Dios, de modo que cuando asume la naturaleza humana, su Padre continúa siendo exclusivamente Dios.