Matrimonio cristiano ¿Cómo es la vida ideal cristiana?
Isaías 41,13
[13]Porque yo, Yahveh tu Dios, te tengo asido por la diestra. Soy yo quien te digo: «No temas, yo te ayudo.»
El matrimonio Cristiano ¿Como es la vida ideal Cristiana?
El matrimonio es uno de los 7 sacramentos de la Iglesia Católica, en el matrimonio el hombre y la mujer, encuentran esa unidad Cristiana, el matrimonio Cristiano debe ser más que una vocación es un camino más a la santidad, dentro de la Iglesia Católica tenemos santos que veneramos los cuales estaban casados, viviendo cumpliendo con los mandamientos y poniendo a Cristo y María como sus ejes principales en la vida.
Tertuliano padre de la Iglesia Católica, nos indica como es y debe comportarse un matrimonio Cristiano.
¿Cómo podré expresar la felicidad de aquel matrimonio que ha sido contraído ante la iglesia, reforzado por la ofrenda eucarística, sellado por la bendición, anunciado por los ángeles y ratificado por el Padre? Porque, en efecto, tampoco en la tierra los hijos se casan recta y justamente sin el consentimiento del padre. ¡Qué yugo el que une a dos fieles en una sola esperanza, en la misma observancia, en idéntica servidumbre! Son como hermanos y colaboradores, no hay distinción entre carne y espíritu. Más aún, son verdaderamente dos en una sola carne, y donde la carne es única, único es el espíritu. Oran juntos, juntos se arrodillan, juntos practican el ayuno. Uno enseña al otro, uno honra al otro, uno sostiene al otro.
Unidos en la iglesia de Dios, se encuentran también unidos en el banquete divino, unidos en las angustias, en las persecuciones, en los gozos. Ninguno tiene secretos con el otro, ninguno esquiva al otro, ninguno es gravoso para el otro. Libremente hacen visitas a los necesitados y sostienen a los indigentes. Las limosnas que reparten, no les son reprochadas por el otro; los sacrificios que cumplen no se les echan en cara, ni se les ponen dificultades para servir a Dios cada día con diligencia. No hacen furtivamente la señal de la cruz, ni las acciones de gracias son temerosas ni las bendiciones han de permanecer mudas. El canto de los salmos y de los himnos resuena a dos voces, y los dos entablan una competencia para cantar mejor a su Dios. Al ver y oír esto, Cristo se llena de gozo y envía sobre ellos su paz.
El matrimonio Cristiano es esa Iglesia doméstica donde se inicia la formación vocacional en los hijos.
Catecismo de la Iglesia Católica.
La Iglesia doméstica
CIC. 1655 Cristo quiso nacer y crecer en el seno de la Sagrada Familia de José y de María. La Iglesia no es otra cosa que la «familia de Dios». Desde sus orígenes, el núcleo de la Iglesia estaba a menudo constituido por los que, «con toda su casa», habían llegado a ser creyentes (cf Hch 18,8). Cuando se convertían deseaban también que se salvase «toda su casa» (cf Hch 16,31; 11,14). Estas familias convertidas eran islotes de vida cristiana en un mundo no creyente.
1656 En nuestros días, en un mundo frecuentemente extraño e incluso hostil a la fe, las familias creyentes tienen una importancia primordial en cuanto faros de una fe viva e irradiadora. Por eso el Concilio Vaticano II llama a la familia, con una antigua expresión, Ecclesia domestica (LG 11; cf. FC 21). En el seno de la familia, «los padres han de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo, y han de fomentar la vocación personal de cada uno y, con especial cuidado, la vocación a la vida consagrada» (LG 11).
1657 Aquí es donde se ejercita de manera privilegiada el sacerdocio bautismal del padre de familia, de la madre, de los hijos, de todos los miembros de la familia, «en la recepción de los sacramentos, en la oración y en la acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la renuncia y el amor que se traduce en obras» (LG 10). El hogar es así la primera escuela de vida cristiana y «escuela del más rico humanismo» (GS 52,1). Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de la propia vida.
El matrimonio Cristiano no sólo es procrear es estar constante siempre en gracia y presencia de Dios, alejando todo indicio de caída, desenfreno o pecado.
Testimonio de San Clemente de Alejandría.
Si en efecto debemos ejercitarnos en un cierto control (de nuestros deseos sexuales), como es verdad, hay que mostrarlo sobre todo a la propia esposa, evitando las uniones inconvenientes; y hay que dar en la propia casa la prueba segura de que uno es casto con los vecinos… Hay permiso para sembrar, para uno que está casado, como para un cultivador, solamente en el momento en que la semilla puede ser recibida con oportunidad. Para el resto del tiempo hay una excelente medicina para la incontinencia, y es el ser razonable; y también uno es ayudado evitando la saciedad, que infla los deseos sensuales.
El matrimonio Cristiano no es un vivieron felices por siempre, es un constante caminar en Cristo Jesús, venciendo los obstáculos y pruebas, donde hombre y mujer junto con sus hijos, pueden llegar a la santidad plena, viviendo en oración, comunión y caridad Cristiana.