La Parábola de los Viñadores Homicidas
En este texto, analizaremos la parábola de la viña homicida, que se encuentra en el Evangelio según San Mateo 21, 33-46.
La Viña de Dios
La parábola comienza con una viña plantada por un propietario, que la rodea de una cerca, cavando en ella un lagar y edificando una torre. La viña es Israel, y los hombres de Judá son su plantío exquisito, según Isaías 5, 7. Dios, el propietario, espera de ellos justicia y honradez, pero en lugar de eso, los labradores, que representan al pueblo de Israel, agarran a los siervos de Dios, los golpean, los matan y los apedrean.
Los Siervos de Dios
Los siervos de Dios son los profetas y sacerdotes que Dios envía a Israel para predicar su mensaje. Sin embargo, el pueblo los trata mal, los golpea, los mata y los apedrea. Esto se puede ver en la historia de los profetas como Jeremías, Isaías y Zacarías, que fueron perseguidos y matados por el pueblo de Israel.
El Hijo de Dios
Finalmente, Dios envía a su hijo, Jesucristo, para que sea respetado por el pueblo. Sin embargo, el pueblo, en lugar de respetar a Jesús, lo matan. Esto se puede ver en la Pasión y Muerte de Jesús, que es la historia de la crucifixión y muerte de Jesús en la cruz.
La Conclusión
La parábola de la viña homicida nos enseña que Dios espera de nosotros justicia y honradez, pero en lugar de eso, muchos de nosotros tratamos a los siervos de Dios mal, los golpeamos, los matamos y los apedreamos. También nos enseña que Dios enviará a otros labradores a cuidar la viña, y que nosotros debemos cuidar los frutos de bendición que tenemos en nuestras vidas.
Reflexionando Sobre Nuestra Vida
Es momento de reflexionar sobre nuestra vida y ver si estamos siguiendo lo que queremos para nuestra vida y para nuestros seres queridos. Debemos acercarnos a Dios y dejar que Él sea el dueño de nuestro viñedo, que es nuestra vida. Debemos cercar nuestra vida con oración, estudio de la palabra de Dios y presencia en la iglesia.
La Torre de Marfil
La torre de marfil es la Virgen María, que siempre nos está acompañando y nos está bendiciendo. Debemos aferrarnos a ella y no dejar que el egoísmo y la soberbia nos alejen de Dios.
Conclusión Final
La parábola de la viña homicida nos enseña que Dios espera de nosotros justicia y honradez, pero en lugar de eso, muchos de nosotros tratamos a los siervos de Dios mal. Debemos acercarnos a Dios y dejar que Él sea el dueño de nuestro viñedo, que es nuestra vida.