La parábola del grano de Mostaza
En esta enseñanza de la semilla de mostaza se puede realizar una analogía de como Dios atravez de fe sembrada en las personas de igual manera que la semilla es sembrada en la tierra, en cierto momento otorga los frutos.
Dios a través de sus creyentes promueve y fomenta la creencia en la palabra, gran tarea por parte de estos quienes infunden la vida de Dios y las enseñanzas que su hijo Jesucristo.
No muchas personas poseen el don de transmitir la palabra del creador, aun mas darle la interpretación correcta en la que se basan dichos escritos, por lo que el desee ser un fiel creyente y seguidor de Dios deberá adoptar el estudio profundo de las enseñanzas de Jesús, como los hábitos que el empleaba de manera bondadosa y humilde permitiéndole así tomar el corazón de las personas.
También se puede apreciar que se resalta el hecho de sin importar el tamaño del inicio cuando la intensión va de la mano da Dios se convertirá en algo grandioso, he aquí el poder. Muchas personas no toman en cuenta esto cuando van a iniciar cualquier actividad en su vida, se olvidan que ante cualquier proyecto o acción ha de encomendarse a Dios porque solo él tiene la respuesta y guiara en paso firme si es eso lo conveniente.
MATEO 13:31-32
31 Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo;
32 el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.
Una realidad humanamente pequeña y aparentemente irrelevante. Para entrar a ser parte es necesario ser pobres en el corazón; no confiarse en las propias capacidades sino en la potencia del amor de Dios; no actuar para ser importantes a los ojos de mundo, sino preciosos a los ojos de Dios, que tiene predilección por simples y los humildes.
Cuando vivimos así, a través de nosotros irrumpe la fuerza de Cristo y transforma lo que es pequeño y modesto en una realidad que hace fermentar a toda la masa del mundo y de la historia.
De estas dos parábolas nos viene una enseñanza importante: el Reino de Dios pide nuestra colaboración, si bien es sobretodo iniciativa y un don del Señor. Nuestra débil obra aparentemente pequeña delante de los problemas del mundo, si se inserta en la de Dios y no tiene miedo de las dificultades.» (Homilía de S.S. Francisco, 14 de junio de 2015).
Reflexión
Cuando vemos que la sociedad vive cada vez más descristianizada, nos lamentamos y vemos lo poco que podemos hacer. Ese sentimiento de impotencia es natural. Sin embargo, los mecanismos del Reino de los Cielos funcionan de manera diferente. ¿Por qué? Porque el verdadero actor es Dios, y como Él es Todopoderoso puede hacer que cambie hasta lo más difícil.
Al contemplar la vida de los santos, como la de S. Francisco de Asís, vemos cómo se realiza una gran obra a través de ese «pequeño instrumento». Esto es lo que Jesús quiere decirnos: «no te preocupes si sólo eres una semilla diminuta. Siémbrate en mi Corazón y verás hasta dónde puedes».
Así lo hicieron un grupo de gente sencilla que siguió a Jesús: sus apóstoles. ¿Quién les iba a decir que después de dos mil años la Iglesia estaría presente en tantos lugares y atendería las necesidades materiales y espirituales de millones de personas? Esto se debe a que la fuerza de la Iglesia no está en lo que pueda hacer cada uno por su cuenta, sino en el poder de Dios con las personas que se entregan a fondo.
El secreto consiste en cambiar el propio corazón por el de Jesús, pareciéndonos a Él en todo lo posible. Así se transforma también nuestra familia y las personas de nuestro entorno. Y entre todos, impulsados por Cristo, podemos traer a este mundo la civilización del amor.
Propósito
Sembrar amor al escribir un correo electrónico o una nota a quien se ha alejado de Cristo.