Jóvenes: protagonismo e importancia en la fe
La bendición de Jesucristo resucitado les acompañe hoy y siempre. Jesús nos reencuentra para compartir una nueva enseñanza sobre la importancia de los jóvenes en la fe.
Con mi experiencia en servir a Jesús, siempre he tenido una vocación para servir a la juventud. He tenido la oportunidad de compartir con jóvenes y de sufrir y convivir con sus etapas, problemas, dudas y cambios. Esto me ha permitido crecer mucho como persona y servidor de Dios, y he podido comprender la importancia de los jóvenes para la Iglesia.
"El ahora de Dios"
El Papa Francisco se refirió a los jóvenes en su exhortación Pos-sinodal "Cristo Vive" como "El ahora de Dios". Decía: "Los jóvenes son el futuro del mundo. Son el presente, lo están enriqueciendo con su aporte. Un joven ya no es un niño, está en un momento de la vida en que comienza a tomar distintas responsabilidades, participando con los adultos en el desarrollo de la familia, de la sociedad, de la Iglesia" (#64). La juventud es responsable de llevar el mensaje de Dios y perpetuarlo en un mundo que parece ir en contra.
Jóvenes protagonistas en la fe: Influencer de Dios
El Papa Francisco también mencionó el término "Influencer de Dios" en la exhortación "Cristo Vive" (#44). Un influencer es una persona que genera cambios en las masas. Los jóvenes cristianos también somos influencers de Dios, al ir contra corriente generamos escándalo en nuestra sociedad y tomamos protagonismo para anunciar a un Cristo joven y victorioso.
En la Escritura, muchos jóvenes son mencionados, como Samuel y David, que fueron llamados en su juventud. También María es la primera joven en la historia de salvación. Jesús mismo fue un joven que vivió, murió y resucitó siendo joven, y se refería a los jóvenes a menudo en sus parábolas. Los jóvenes siempre han tenido un lugar importante para Dios.
La verdadera juventud
La Palabra de Dios nos pide: "Eliminen la levadura vieja para ser masa joven" (1 Co 5,7). Al mismo tiempo nos invita a despojarnos del "hombre viejo" para revestirnos del "hombre joven" (cf. Col 3,9.10). Esto significa que "la verdadera juventud es tener un corazón capaz de amar" (#13 exhortación Cristo Vive).