El depósito de la fe ha sido confiado por los Apóstoles a toda la Iglesia. Todo el Pueblo de Dios, con el sentido sobrenatural de la fe, sostenido por el Espíritu Santo y guiado por el Magisterio de la Iglesia, acoge la Revelación divina, la comprende cada vez mejor, y la aplica a la vida.
La Revelación divina es el fundamento de la fe católica. A través de la Sagrada Escritura y la Tradición, la Iglesia transmite la Revelación de Dios a los hombres. El Espíritu Santo, que guía a la Iglesia, asegura que la fe sea transmitida de manera auténtica y viva.
El Pueblo de Dios, sostenido por el Espíritu Santo, tiene un papel fundamental en la transmisión de la fe. Con el sentido sobrenatural de la fe, el Pueblo de Dios puede comprender y aplicar la Revelación divina a la vida diaria. El Magisterio de la Iglesia, que guía al Pueblo de Dios, garantiza que la fe sea interpretada de manera auténtica y coherente con la Tradición apostólica.