Jesús nos enseñó esta insustituible oración cristiana, el <i>Padre nuestro</i>, un día en el que un discípulo, al verle orar, le rogó: «Maestro, enséñanos a orar» (<i>Lc</i> 11, 1). La tradición litúrgica de la Iglesia siempre ha usado el texto de San Mateo (6, 9-13).