La Iglesia no debe involucrarse en la política partidista, pero debe promover la justicia social y la paz, y defender los derechos humanos y la dignidad de la persona.
La misión de la Iglesia es anunciar el Evangelio y promover la justicia y la paz en el mundo, como se nos recuerda en Mt 25, 31-46, donde Jesús nos enseña que servir a los más necesitados es servir a Él mismo.
La Iglesia debe defender los derechos humanos y la dignidad de la persona, como se establece en el Génesis 1, 26-27, donde se nos recuerda que todos los seres humanos están creados a imagen y semejanza de Dios. La Iglesia debe trabajar para promover la justicia social y la paz, y defender los derechos humanos y la dignidad de la persona, siguiendo el ejemplo de Jesús, que nos enseñó a amar a nuestros enemigos y a perdonar a los que nos ofenden.