El Sacramento del Orden es una realidad fundamental en la vida de la Iglesia, ya que a través de él, algunos fieles son consagrados y configurados de modo particular con Jesucristo para servir al pueblo de Dios. En virtud del Bautismo y de la Confirmación, todos los fieles participan del sacerdocio de Jesucristo. Sin embargo, los que reciben el sacramento del Orden tienen, además, el sacerdocio ministerial o jerárquico, que se diferencia del sacerdocio común de los fieles esencialmente y no sólo en grado (Lumen Gentium, 10).
Este sacramento del Orden consagra al que lo recibe, capacitándolo para actuar en la misma persona de Cristo para el bien de todo el pueblo de Dios. El Orden sacerdotal es el sacramento por el que algunos fieles son constituidos ministros sagrados, siendo cooperadores del Obispo con quien forman un presbiterio. Se llama Orden porque comprende varios grados subordinados entre sí.
Las funciones principales de los sacerdotes son:
Los sacerdotes son necesarios e insustituibles, pues sin ellos no existiría la Iglesia tal como la fundó Jesucristo. Por eso, todos los cristianos debemos colaborar en el fomento y formación de las vocaciones sacerdotales. La importancia de los sacerdotes radica en su papel fundamental para la vida y la misión de la Iglesia, y su ausencia tendría un impacto significativo en la comunidad cristiana.