Debemos tener un razonable <i>cuidado de la salud física</i>, la propia y la de los demás, evitando siempre el <i>culto al cuerpo</i> y toda suerte de excesos. Ha de evitarse, además, el uso de estupefacientes, que causan gravísimos daños a la salud y a la vida humana, y también el abuso de los alimentos, del alcohol, del tabaco y de los medicamentos.