Don de la Sabiduría
“Y saldrá una vara de la raíz de Jesé; y una flor(a) de la raíz ascenderá; y reposará sobre él espíritu de Dios, espíritu de sabiduría y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de conocimiento y piedad; le llenará espíritu de temor de Dios. No según la apariencia juzgará; ni según el habla argüirá;” Isaías 11,1-3*
El profeta Isaías nos menciona cuales son los dones del espíritu, los cuales son sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y Santo temor. En nuestra concepción humana nos alejamos de la verdadera sabiduría, incluso en el caminar del creyente se preocupa por obtener los carismas en lugar de clamar por los dones del Espíritu Santo
El hombre siempre busca la fuente de la sabiduría, el problema es que se busca en el lugar incorrecto, el creyente debe de buscarlo desde en la única y verdadera fuente que es Dios, que la entrega a todos aquellos que lo buscan sin cesar. Primeramente, vamos a diferenciar entre tres tipos de sabiduría, para ir comprendiendo mejor lo que es el Don de Dios.
Primero tenemos lo que es la sabiduría filosófica, que se obtiene por el raciocinio de las cosas, es decir, por entender y comprender las cosas como funcionan y porque lo hacen de esa manera, es lo que obtuvieron grandes pensadores de la historia, tales como Platón, Sócrates, entre otros.
En Segundo lugar, tenemos lo que es la sabiduría teológica, que se obtiene por de medio de la razón, pero sobre los datos revelados por Dios por medio de la fe, la cual no es infalible, es decir que es por medio del comprender todo aquello que la Iglesia nos proporciona, pero creemos por medio de la razón, en otras palabras, es aquello que comprendo sobre Dios por medio de mi propia fuerza, por mis capacidades.
En tercer lugar, tenemos lo que es la sabiduría Mística, es aquella que no procede de una reflexión racional, sino por la vivencia de las cosas divinas, por la experiencia o de saborear las cosas de Dios, el cual se lo comunica a sus amigos. En este punto nos detendremos a tratar de explicar, ya que como las cosas venidas de lo alto es difícil de explicar con palabras humanas.
Cuando al hombre se le desarrolla este don, le va entrando en sí, una hambre de Dios, que no le permite estar lejos del amado, que desea complacerlo en todo, porque entiende a la perfección lo que quiere, en este punto se puede decir que puede ver lo que el otro quiere, y es aquí donde se dice que el don de sabiduría es ver por medio de los ojos de Dios, de comprender y amar cada situación de la vida del creyente.
Partiendo del punto anterior se puede ver ciertas manifestaciones de aquel que tiene este don, primeramente, comprende bien el siguiente pasaje.
*“El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece y yo en él.” San Juan 6,56*
Sabe que Cristo esta presente en la Eucaristía, que solo por medio de esta Jesús llega Dios a mi vida y no tiene sentido otra cosa, y vive cada una de las misas no solo por compromiso, sino por el deseo de estar y vivir en Él, en este momento se puede apreciar que asiste al mayor número, no por fanatismo, sino porque comprende que es Cristo quien está allí y transforma al ser humano en su totalidad. Es aquí donde tomo significado el siguiente verso:
*“Qué alegría cuando me dijeron. «¡Vamos a la Casa del Señor!” Salmos 122,1*
Ya que cuando se nos dice que hemos de ir al templo a deleitarnos de la presencia de Dios, no es motivo de tristeza, mas al contrario es de alegría, y debemos de reflejarlo a los demás, porque queremos que el mayor número conozca al Amado.
También nace en nosotros un deseo incontrolable por el estudio de la palabra de Dios, de conocerla y vivirla, incluso no hay obstáculos para ello, en la historia de la Iglesia se cuenta de personas que sin saber leer y escribir han demostrado que se puede conocer las escrituras, prueba de ello es Santa Catalina de Siena que, siendo iletrada, es doctora de la Iglesia, que ha dejado un legado de sabiduría para el crecimiento de cada uno de nosotros. Con esto iremos comprendiendo lo que escribió el salmista. *“Antorcha es tu palabra ante mis pasos, luz en mi sendero.” Salmos 119,105*, ya que en este mundo lleno de tinieblas se vuelve la lumbrera que ilumina nuestros pasos, y por lo tanto no se tropieza, ya que es Dios mismo quien dirige los pasos.
También debe nacer un deseo profundo por la oración, que nos permite la comunicación directa con Dios, es el caso de unos enamorados, que no quieren que el tiempo pase, ya que quieren decirse tantas cosas, que una hora no basta, sino que se penetra en el tiempo de Dios, en el cual todo transcurre sin que nos demos cuenta, que la oración nos absorbe. Veamos lo que nos presenta el apóstol Pablo en el siguiente pasaje: *“Estad siempre alegres. Orad sin cesar. Dad gracias por todo, porque eso es lo que Dios quiere de vosotros en Cristo Jesús.” 1 Tesalonicenses 5,16-18*
El apóstol había comprendido la importancia de la oración para la vida de creyente, y por lo tanto deriva la sabiduría, ya que no se puede alcanzar esta sin el contacto continuo y pleno de la fuente esta. Al mismo tiempo se deriva como debe ser la actitud de aquel que se encuentra con este don, y es estar siempre alegres, por lo tanto, aquel que posee la sabiduría de Dios le pertenece la dulzura, consuelos espirituales y gracias sensibles.
Además, está en su vida las siguientes virtudes, la caridad, perfección, fervor, salud del alma; debido a que se encuentra en constante relación con Dios, y Dios es Amor.
La bienaventuranza que está relacionada con este don es *“Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios.” San Mateo 5,9*, ya que su corazón ha encontrado la paz que solo puede venir de Dios mismo.
Y el fruto mas visible, es la fe, que no se derrumba con nada, ya que tiene la confianza puesta en todo cuanto viene de Dios.
En resumen, el don de sabiduría es deleitarse en las cosas de Dios, ya que puede ver por medio de los ojos del amado.