El aborto
La Iglesia Católica entiende por aborto la muerte provocada del feto, realizada por cualquier método y en cualquier momento del embarazo desde el instante mismo de la concepción. Así ha sido declarado el 23 de mayo de 1988 por la Comisión para la Interpretación Auténtica del Código de Derecho Canónico. El aborto es un problema científico, político y social grave. Pero también es, y en gran medida, un serio problema moral para cualquiera, sea o no creyente.
Todo ser humano, si no quieren negar la realidad de las cosas y defienden la vida y la dignidad humanas, han de procurar por todos los medios lícitos a su alcance que las leyes no permitan la muerte violenta de seres inocentes e indefensos. Por eso los católicos, si vivimos nuestra fe, valoramos en toda su dimensión el drama terrible del aborto como un atentado contra esta dignidad sagrada.
Quien consiente y deliberadamente practica un aborto, acepta que se lo practiquen o presta una colaboración indispensable a su realización, incurre en una culpa moral y en una pena canónica; es decir, comete un pecado y un delito. Recordemos que el quinto Mandamiento ordena no matar y el aborto es un pecado excepcionalmente grave, porque la víctima es inocente e indefensa y su muerte es causada precisamente por quienes tienen el deber de velar por su vida.
El Canon 1398 dice: «Quien procura un aborto, si éste se produce, incurre en excomunión Latae sententiae»
Por otra parte, el Canon 1041 establece que el que procura un aborto, si éste se consuma, así como los que hayan cooperado positivamente, incurre en irregularidad, que es el impedimento perpetuo para recibir órdenes sagradas. Esto quiere decir que el que procura un aborto, si sabe que la Iglesia lo castiga de este modo riguroso, queda excomulgado. En otras palabras, significa que un católico queda privado de recibir los Sacramentos mientras no le sea levantada la pena: no se puede confesar válidamente, no puede acercarse a comulgar, no se puede casar por la Iglesia, etc. El excomulgado queda también privado de desempeñar cargos en la organización de la Iglesia. Con esta expresión se quiere decir que el que incurre en ella queda excomulgado automáticamente, sin necesidad de que ninguna autoridad de la Iglesia lo declare para su caso concreto de manera expresa.
Es importante aclarar que Dado que en Derecho Canónico no existe delito si no hay pecado grave, hay circunstancias en las que no se incurre en esta pena, que requiere plena imputabilidad. Por ejemplo, no quedan excomulgados los que procuran un aborto si ignoran que se castiga con la excomunión; los que no tengan conciencia de que abortar voluntariamente es pecado mortal; los que han intervenido en un aborto forzados con violencia irresistible contra su voluntad o por miedo grave; los menores de edad; en general, los que han obrado sin plena advertencia y pleno consentimiento.
Dicho todo esto, tenemos que entender que la vida y la dignidad humanas se respetarán desde la concepción hasta la muerte. Por eso, tenemos que tener mucho cuidado con las consignas de los grupos y entidades que están a favor del aborto y en consecuencia en contra de la vida. Ya conocemos las famosas expresiones «Mi cuerpo, mi decisión» «La religión no me dice lo que tengo que hacer» «Aborto Legal y seguro» «Eso no es una persona, es un montón de células» «¿y qué si la persona fue violada» etcétera.
Lo primero quese debe aclarar que la criatura dentro del vientre no es tu cuerpo, ya que es otro cuerpo desarrollándose dentro del tuyo. Sobre los que atacan la religión, estamos claro que este asunto es un asunto de humanidad y en consecuencia ellos mismos deben reconocer que la biología es clara en que la vida del ser humano comienza desde la concepción. También hay que aclarar que el aborto nunca puede ser seguro, más cuando entran dos vidas y sale una sola de la clínica abortista. Dicho sea de paso, imagino que aquellos que niegan que en el vientre hay otra persona, parecen olvidar que ellos también fueron ese montón de células y tuvieron la oportunidad de nacer. Es irónico que los que están a favor del aborto, nacieron. Por último, en caso de violación, es importante aclarar que un crimen no justifica otro crimen. Quien tiene que pagares el violador, no la criatura producto de la violación. Además, un aborto no quita la violación. En todo caso es una segunda violación .
Por último, para aquellos que insisten en que el aborto sea legal, es importante recordar que aunque algo sea legal, no necesariamente será moral. En conclusión, recuerden esta frase que dice lo siguiente: «Legal o ilegal, el aborto mata igual.»