Feminismo sano vs feminismo radical
Las mujeres en la historia se han visto afectadas por desigualdad en sus derechos fundamentales y por eso ella se ha visto en la necesidad de estimar y defender la igualdad entre el hombre y la mujer, así como eliminar la violencia de los varones sobre las mujeres; la influencia del feminismo sano sin duda ha conseguido cambios como el derecho a la educación, el voto de la mujer, el derecho del trabajo, la igualdad ante la ley, este proceso feminista ha pasado por etapas, también llamadas Olas, y en cada una de esas olas se han desarrollado ideas y conceptos distintos, teorías, estrategias y acciones muy diversas entre ellas, siendo las primera olas de una gran relevancia para alcanzar esa igualdad buscada por las mujeres, así en las primera olas se inició con la búsqueda de tener el derechos por ejemplo como el derecho a la propiedad y la igualdad de derechos dentro del matrimonio, la abolición de la esclavitud; luego incluso la lucha racial buscando la igualdad de la mujer negra con la mujer blanca; pasando también por la lucha por la igualdad social y cultural de la mujer, especialmente de las madres, también se tocan algunos temas como la sexualidad, la familia, el lugar de trabajo y los derechos reproductivos y hasta aquí podemos considerar un feminismo sano, un feminismo que busca el bien real de la mujer, su crecimiento.
En cuanto al FEMINISMO RADICAL, éste sigue una la ideología basada en la teoría del marxismo.
En su libro «The Dialectic of Sex» (La dialéctica del sexo), la feminista radical Shulamith Firestone aplicó la ideología marxista clásica a las relaciones entre los géneros. Según la ideología marxista, la familia patriarcal fue la primera opresión y la causa de todas las demás opresiones. Esta ideología proponía entonces la eliminación de la propiedad privada (para debilitar la base económica de la familia encabezada por el padre), la legalización del divorcio, la aceptación de los hijos ilegítimos, la integración de toda mujer en la fuerza laboral, el establecimiento de guarderías infantiles gratis las 24 horas del día y la eliminación de la religión, para así destruir la familia y eliminar las clases y demás fuerzas «opresoras».
Pero, según Firestone, Marx no llegó lo suficientemente lejos en su argumento. Si la familia es la causa de toda opresión, ella decía que entonces es necesario atacarla directamente. De acuerdo con su análisis, es en la familia donde los hijos quedan expuestos por primera vez al dualismo de clases. En la figura del padre los hijos ven la clase opresora, que se beneficia de la labor ( la analogía es la reproducción) de la clase oprimida, la «madre». Los «hijos» son la clase más oprimida. Por lo tanto, los hijos nacidos de familias tradicionales, según Firestone, están socialmente condicionados a aceptar la distinción de clases.
Firestone entendía claramente que su guerra era una guerra en contra de la naturaleza, y aunque reconocía que la familia está arraigada a realidades biológicas como el hecho de que sólo la mujer puede quedar embarazada, pensaba sin embargo que aún así la mujer podía lograr su liberación. Esto lo haría a través de:
1) la absoluta revolución sexual de clases, no sólo a través de la eliminación del privilegio masculino, sino también eliminando la distinción misma del sexo;
2) el absoluto «control de la reproducción» de la mujer, incluyendo el aborto a petición; y
3) la total liberación sexual, que incluye el derecho absoluto del individuo a tener relaciones sexuales con otros individuos sin importar la edad, el número de personas, el estado civil o las relaciones familiares (incesto) o el género. Algunos estiman que el 40% de las mujeres que componen el movimiento feminista radical son lesbianas.
La mujer de hoy se enfrenta a problemas serios, ya que la urbanización, la industrialización y la información globalizada, influyen demasiado sobre la familia, el matrimonio y especialmente sobre la mujer. Las presiones económicas obligan a la mujer a trabajar fuera del hogar. Los medios de comunicación promueven el libertinaje sexual y, las mujeres pagan un precio muy alto con el aumento de las enfermedades transmitidas por vía sexual y con el nacimiento de hijos fuera del matrimonio.
Ante todo esto la mujer de hoy siente esa necesidad de unirse a otras mujeres para defender sus verdaderos intereses. Desafortunadamente, las voces de muchas de ellas han sido asfixiadas por el feminismo radical, que pretende ser el portavoz de todas las mujeres. Este feminismo radical está consciente de muchos problemas, pero ya que no entiende la verdadera causa, ofrece soluciones que pueden llegar a ser dañinas para la mujer y su familia.
Éste FEMINISMO RADICAL o de tercer ola, ha tomado el rumbo del victimismo y su asociación con la izquierda radical es casi una característica sobre todo en américa latina, un feminismo cuya factor de argumentación es el de etiquetar a todos los hombres como violadores en potencia, y ésta postura no apunta a la igualdad sino a la inversión de roles, donde la mujer domine y tenga privilegios respecto de los hombres disfrazandolos de “derechos para la mujer”, el feminismo actual está muy cercano al totalitarismo.
El feminismo radical teóricamente se presenta a sí mismo como “algo bueno para la sociedad”, sin embargo se muestra intolerante, violento y misándrico (odio al varón). Solo basta ver en España y Argentina como estos grupo feministas presentan sus demandas pasando por encima de los demás. Podemos leer en sus pancartas, así como en las redes sociales frases como “muerte al macho”; “aborto libre” entre otros muchos.
Muchos partidos políticos de izquierda principalmente (y algunos de derecha) han adoptado el feminismo como bandera y han alojado dentro de sus filas a grupos de feministas radicales y lo han utilizado como herramienta para obtención de votos.
En Estados Unidos muchas de feministas radicales ocupan posiciones de alto rango en los medios de comunicación, en el gobierno y en las Naciones Unidas; desde donde aprovechan cualquier oportunidad para promover sus ideas por todo el mundo
Muchas mujeres que conocen los verdaderos problemas de la sociedad y que apoyan la total dignidad e igualdad de la mujer, a veces se dejan llevar por la retórica feminista radical, sin detectar la verdadera intención del movimiento.
¿Qué puede hacer la mujer? Antes que nada, necesita informarse y organizarse, existen grupos Profamilia en la mayoría de los países afectados por el movimiento feminista radical.
Segundo, las mujeres deben levantar su voz en sus países, para defender a la familia, el matrimonio, la maternidad y los valores religiosos, del ataque violento de los medios de comunicación.
Tercero, deben informar a los presidentes de sus países, que las líderes del movimiento radical femenino no representan a la gran mayoría de las mujeres, y por lo tanto no deberían ser nombradas como delegadas a conferencias internacionales.
Cuarto, necesitan obtener status de organización no gubernamental (ONG) ante la ONU, y enviar delegadas a las reuniones de la ONU que se celebrarán, para luchar por las familias y por las verdaderas necesidades de las mujeres.
Por último, el Cardenal Norberto Rivera nos dice:
“ante el ejemplo positivo del Maestro, la Iglesia ha de seguir sus mejores tradiciones de sano feminismo. Hemos de estimar y defender la igualdad total entre el hombre y la mujer a nivel personal, en los derechos humanos. Pero también debemos afirmar su diversidad, no como contrapuestas o contradictorias, sino como complementarias”.
“No podemos seguir aplicando al hombre y a la mujer la teoría trasnochada de lucha de clases como si fueran dos seres irreconciliables. En el proyecto de Dios el hombre y la mujer tienen la misma dignidad, pero fueron hechos distintos para la mutua complementariedad y no para la guerra. Apliquemos estos principios a la esfera de lo real en el hogar, la profesión, la sociedad y la Iglesia”