El Santo Rosario: una oración bíblica y santa
El Santo Rosario es una de las oraciones más importantes para la vida del católico, ya que está orientada hacia la paz. Sin embargo, escuchamos que hermanos separados en muchas ocasiones nos dicen a los católicos que no sabemos orar y que decimos repeticiones vanas al decir el Santo Rosario.
La primera parte del Santo Rosario es "Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo". Esta oración se encuentra en Lucas 1:26-29, donde el ángel Gabriel saluda a María por parte de Dios. Por lo tanto, las palabras del ángel no pueden considerarse una vana repetición porque es Dios mismo quien saluda a María a través del ángel.
La segunda parte del Santo Rosario es "Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús". Esta oración se encuentra en Lucas 1:39-42, donde Santa Isabel exclama que María es bendita entre todas las mujeres. Por lo tanto, al decir esta frase sólo estamos recordando las palabras que el Espíritu Santo exclamó por boca de Santa Isabel.
La tercera parte del Santo Rosario es "Santa María". La Virgen María es Santa porque es llena de gracia y el Señor está con ella, como se afirma en Lucas 1:28. Además, María es justificada y glorificada por Dios, como se explica en Romanos 8:29-30.
La cuarta parte del Santo Rosario es "Madre de Dios". Esta parte representa una de las mayores confusiones para los hermanos separados, ya que ellos se preguntan cómo es posible que Dios tenga Madre. Sin embargo, ser Madre no significa hacer al hijo, sino la que lo engendra, como se explica en Mateo 1:23 y Lucas 1:43.
La quinta parte del Santo Rosario es "Ruega por nosotros". Las Sagradas Escrituras nos muestran en Juan 2:1-5 como la Virgen María ruega cuando llega a faltar el vino en las bodas de Caná. De esta forma, Jesús escucha el ruego de María y es la razón por la que nosotros pedimos a la Santísima Virgen María que así como ella rogó por los novios en las bodas de Caná, ruegue también por nosotros.
La sexta parte del Santo Rosario es "Pecadores". No hay duda de que todos somos pecadores y siempre necesitamos de Dios, como se afirma en 1 Juan 1:8-10. Por esta razón, en el Santo Rosario decimos pecadores, pues nosotros no queremos hacer pasar a Jesús como mentiroso.
La séptima parte del Santo Rosario es "Ahora y en la hora de nuestra muerte". Mediante esta frase rogamos a María por nosotros "Ahora" tal y como lo hizo en las bodas de Caná. "Y en la hora de nuestra muerte" tal como lo hizo en la crucifixión y muerte de su hijo, como se explica en Juan 19:25.
Además, el Padre Nuestro es una oración bíblica que Jesús nos enseña a orar en Mateo 6:9-13 y Lucas 11:2-4. Por lo tanto, cuando oramos mediante el Padre Nuestro, estamos siguiendo la enseñanza que nos dejó el Señor a todos nosotros.
Sin embargo, los hermanos separados nos dicen que no podemos orar repitiendo por causa de Mateo 6:7. Sin embargo, no dan cuenta que en esta misma cita menciona la frase "como los paganos". Los paganos eran un pueblo que no creía en Dios y que oraban a dioses muertos o estatuas que por más que se les pedía, jamás les escuchaban.
Por supuesto que los Católicos no tenemos dioses muertos ni tampoco adoramos imágenes. Además, los apóstoles nos enseñan a orar repitiendo, como se explica en Colosenses 3:16 y Efesios 5:19. En estos casos se nos recomienda orar mediante los salmos, y debemos recordar que los salmos ya están escritos, por lo tanto nos exhortan a orar repitiendo los mismos.
La biblia también nos muestra que el mismo Jesús oraba repitiendo, como se explica en Mateo 26:44. Por tanto, nos podemos dar cuenta que el Santo Rosario no contiene vana palabrería, y que no existe ningún inconveniente al orar repitiendo. Sea o no repetida nuestra oración, debe brotar de nuestro corazón y si es repetida como el Santo Rosario, debemos prestarle la mayor concentración posible, evitando pensar en otras cosas a parte de nuestra oración al Señor.