La búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres: un camino de salud y libertad
La historia de la humanidad ha visto a las mujeres luchando por sus derechos fundamentales y por la igualdad con los hombres. El feminismo sano ha logrado cambios significativos, como el derecho a la educación, el voto de la mujer, el derecho al trabajo y la igualdad ante la ley. Este proceso feminista ha estado marcado por diferentes etapas, llamadas "olas", cada una con ideas y conceptos distintos.
La primera ola del feminismo se centró en la búsqueda de derechos como la propiedad y la igualdad de derechos dentro del matrimonio, la abolición de la esclavitud, y la lucha por la igualdad racial y social. También se abordaron temas como la sexualidad, la familia, el lugar de trabajo y los derechos reproductivos.
En contraste, el feminismo radical se basa en la teoría del marxismo y propone la eliminación de la familia patriarcal, la propiedad privada y la religión. Según su ideología, la familia es la causa de todas las opresiones y debe ser destruida para alcanzar la igualdad. Sin embargo, esta visión no entiende la naturaleza biológica de la reproducción y propone soluciones que pueden ser dañinas para la mujer y la familia.
El feminismo radical: una ideología dañina
El feminismo radical se caracteriza por su victimismo y su asociación con la izquierda radical. Pretende ser el portavoz de todas las mujeres, pero en realidad oficia al ataque a la familia, el matrimonio y los valores religiosos. Su ideología se centra en la inversión de roles, donde la mujer domine y tenga privilegios sobre los hombres, disfrazándolos de "derechos para la mujer".
El feminismo radical es intolerante, violento y misándrico, y ha sido adoptado por muchos partidos políticos de izquierda y algunos de derecha como herramienta para obtener votos. En los medios de comunicación, en el gobierno y en las Naciones Unidas, hay muchas feministas radicales que promueven sus ideas por todo el mundo.
La respuesta de la mujer: la unión y la defensa de sus intereses
La mujer de hoy se enfrenta a problemas serios, como la urbanización, la industrialización y la información globalizada, que influyen en la familia, el matrimonio y la mujer. Es importante que las mujeres se informen y se organicen para defender sus verdaderos intereses. Existen grupos como Profamilia que trabajan en este sentido.
Las mujeres deben levantar su voz en sus países para defender la familia, el matrimonio, la maternidad y los valores religiosos del ataque violento de los medios de comunicación. También deben informar a los presidentes de sus países que las líderes del movimiento radical femenino no representan a la gran mayoría de las mujeres y no deberían ser nombradas como delegadas a conferencias internacionales.
La Iglesia y el feminismo sano
La Iglesia ha de seguir las mejores tradiciones de sano feminismo, estimando y defendiendo la igualdad total entre el hombre y la mujer a nivel personal y en los derechos humanos. Pero también debe afirmar su diversidad, no como contrapuestas o contradictorias, sino como complementarias. La Iglesia no puede aplicar la teoría trasnochada de lucha de clases al hombre y la mujer, ya que fueron hechos distintos para la mutua complementariedad y no para la guerra.
"La mujer tiene la misma dignidad que el hombre, pero fue creada para la mutua complementariedad. Apliquemos estos principios a la esfera de lo real en el hogar, la profesión, la sociedad y la Iglesia."
Referencias:
- Cardenal Norberto Rivera.