Misterios Gloriosos
Los Misterios Gloriosos es una oración muy bonita que une el cielo con la tierra. Estos Misterios Gloriosos hacen parte de una serie de misterios; que son cuatro, de estos 4 es el último, como ya se hablaron desde el primero que son los Misterios Gozosos , donde se habla del nacimiento de nuestro salvador Jesucristo y su infancia; el segundo son los Misterios Luminosos, que hablan de la vida pública de Nuestro Señor Jesucristo; el tercero que son los Misterios Dolorosos , donde se habla de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo y como había dicho este cuarto Misterios Gloriosos esta desde la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo hasta la coronación de la Santísima Siempre Virgen Maria, madre de Dios
Desde la institución de los misterios luminosos por San Juan Pablo II, se reservan el miércoles y el domingo para recitar y meditar los misterios gloriosos.
Resurrección
«El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro, y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado»» (Lc 24, 1-6).
«»Si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe» (1Cor 15, 14). La Resurrección constituye ante todo la confirmación de todo lo que Cristo hizo y enseñó» (CIC, 651).
Ascensión del Señor al Cielo :
«El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios» (Mc 16, 19).
«Esta última etapa permanece estrechamente unida a la primera, es decir, a la bajada desde el cielo realizada en la Encarnación. Sólo el que «salió del Padre» puede volver al Padre: Cristo» (CIC, 661).
La venida del Espíritu Santo:
«Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse» (Hch 2, 1-4).
«»Espíritu Santo», tal es el nombre propio de Aquél que adoramos y glorificamos con el Padre y el Hijo. La Iglesia ha recibido este nombre del Señor y lo profesa en el Bautismo de sus nuevos hijos» (CIC, 691).
La Asunción de María al Cielo :
«Todas las generaciones me llamarán bienaventurada porque el Señor ha hecho obras grandes en mí» (Lc 1, 48-49).
«La Santísima Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, en donde ella participa ya en la gloria de la resurrección de su Hijo, anticipando la resurrección de todos los miembros de su Cuerpo» (CIC, 974).
La Coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado:
«Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12, 1).
«Finalmente, la Virgen inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria del cielo y elevada al trono por el Señor como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los Señores y vencedor del pecado y de la muerte» (CIC, 966).