Reflexionando sobre la Resurrección de Cristo
Queridos hermanos y hermanas,
La Resurrección de Cristo es un misterio fundamental para nuestra fe cristiana. ¿Qué significa para nuestra vida la Resurrección y por qué sin ella nuestra fe es en vano? Nuestra fe se basa en la Muerte y Resurrección de Cristo, al igual que una casa está construida sobre sus cimientos: si éstos ceden, toda casa se derrumba.
La cruz fue el lugar donde Jesús se ofreció a sí mismo al tomar sobre sí nuestros pecados y descender al abismo de la muerte. Pero en la Resurrección los vence, los elimina y nos abre el camino para renacer a una nueva vida. San Pedro lo expresa con claridad al comienzo de su Primera Carta: "Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera" (1 Pedro 1:3-4).
El Apóstol nos dice que con la Resurrección de Jesús algo absolutamente nuevo sucede: somos liberados de la esclavitud del pecado y nos convertimos en hijos de Dios, es decir somos engendrados a una nueva vida. Este misterio es fundamental en nuestra fe y se refleja en el Credo cristiano, que profesa nuestra fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en su acción creadora, salvadora y santificadora.
La Resurrección de Cristo en la Iglesia
Según el Catecismo de la Iglesia católica, creemos firmemente que del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos, y que vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado y que Él los resucitará en el último día (cf. Juan 6:39-40).
La Resurrección de Cristo es una realidad que se refleja en nuestra vida cotidiana. A través del Bautismo, hemos sido sepultados con Cristo en la muerte y resucitamos con Él por la fe en la acción de Dios, que le resucitó de entre los muertos (Colosenses 2:12). Unos con Cristo, buscamos las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios (Colosenses 3:1).
Vivir como hijos de Dios
La Resurrección de Cristo nos hace hijos de Dios, pero también nos recuerda que debemos vivir como cristianos. Debemos permitir que Cristo nos transforme y nos haga semejantes a Él. Significa tratar de vivir como Cristo, pensar como Él, actuar como Él, amar como Él. Es dejar que Él tome posesión de nuestra vida y la cambie, la transforme, la libere de las tinieblas del mal y del pecado.
La importancia de la esperanza
La Resurrección de Cristo es la esperanza que no falla, que no defrauda. La esperanza del Señor es fuerte, segura, sólida en esta tierra, donde Dios nos ha llamado a caminar, y está abierta a la eternidad, porque se funda sobre Dios, que es siempre fiel. Debemos ser un signo visible, claro y brillante para todos, y mostrar la alegría de ser hijos de Dios, la libertad que nos da el vivir en Cristo.
Testigos de la Resurrección de Cristo
Queridos hermanos y hermanas, a quien nos pida dar cuenta de la esperanza que hay en nosotros, indiquemos a Cristo Resucitado. Indiquémosle con el anuncio de la Palabra, pero sobre todo con nuestra vida de resucitados. Mostremos la alegría de ser hijos de Dios, la libertad que nos da el vivir en Cristo, que es la verdadera libertad, la de la esclavitud del mal, del pecado y de la muerte.